¿En qué hotel se alojan?
Hay un chiste pujolista que dice que cuando el presidente acudió a China y dijo ‘somos 6 millones’, las autoridades le preguntaron ‘¿ya qué hotel se alojan?’ He recordado esta facecia por la noticia sobre la escuela concertada Teide de Viladecans. Se ve que estaba a punto de cerrar por la bajada de natalidad, lo que, absurdamente, dicho sea de paso, le hacía perder la subvención de la Generalitat. Pero ahora podrá sobrevivir gracias a un señor de nombre Ran Liang, empresario e inversor chino, como habrán deducido. Liang lleva diez años viviendo en Catalunya y ha decidido pagar las deudas… con una condición: que se imparta chino. La noticia ha despertado expectación y los titulares se han dividido entre quienes centran la historia en el inversor y quienes añaden que los niños aprenderán chino, que es lo que me parece relevante.
Una oportunidad para la escuela
Hace un año que la escuela, para intentar resolver los problemas, firmó un convenio con el Centro Cultural Chino de Manresa, cediendo algunas aulas para que se impartieran clases de chino los domingos. Y esa decisión ha acabado salvando al Teide y convirtiéndolo en un centro envidiable. Porque de ahí la relación con Liang, y éste ha puesto como condición para gestionarle que en la escuela se aprenda chino y se refuerce el inglés. Así que, a partir de septiembre, algunas asignaturas troncales se impartirán en inglés –tal y como lo permite la ley catalana– y se impartirán clases de chino obligatorias aprovechando la sexta hora. Bingo. Porque a estas alturas de la historia, éste es el debate que debería tenerse. El catalán, a la vista del cambio sociológico, debe protegerse, sí. Pero la discusión no debería ser si catalán o castellano. Lo que debería debatirse y fomentarse es cómo nuestros alumnos salen de la escuela dominando el catalán, el castellano, el inglés… y el chino. Que ya no sólo son muchos, como en la época de Pujol, sino que es hacia dónde se desplaza el centro económico mundial.
