Sospecha institucionalizada hacia la religión
En varios países de Europa, la desconfianza de la religión se ha convertido en una regla aceptada. En España, por ejemplo, las oraciones hechas frente a las clínicas de aborto se han incluido como «acoso», y esta nueva clasificación ha llegado a su camino dentro del código penal. El vicepresidente del gobierno expresó claramente esta perspectiva en una sesión en el Congreso, diciendo que «no es libertad de expresión». Por el contrario, las acciones violentas de algunos piquetes durante las huelgas generalmente se tratan con más indulgencia. Esta disparidad revela secularismo que no solo busca preservar la imparcialidad del estado, sino que también penaliza la expresión pública de la fe.
Una nueva imagen de Pope y Media
Después de la muerte del Papa Francisco, la elección del Papa Lion XIV ha cambiado el enfoque de la cobertura de los medios, incluso en publicaciones que generalmente no son religiosas. Un titular de El Mundo, fechado el 13 de febrero, proclamó: «La iglesia debe aceptar tiempos», lo que sugiere que el nuevo Papa podría ser un defensor del cambio progresivo. Sin embargo, en su discurso completo, menciona «aceptar el desafío de los tiempos», pasar de «acomodar» a «dar la batalla», un matiz que no es trivial. Esta interpretación parece estar alineada con una estrategia de publicación que busca presentar una figura papal que resuene con la agenda actual.
Crítica feminista y la percepción de la iglesia
Aunque la mayoría de la prensa alberga al nuevo Papa optimista, las voces feministas se elevan con fuerza. Carlota Gurt, en su artículo ‘El Papa no ha muerto’, acusa al Dios bíblico de la misoginia, atrayendo un hilo directo de Génesis al movimiento #MeToo como una continuidad de la opresión contra las mujeres. Por otro lado, Nuria Labari, en ‘El nuevo Papa será anacrónico o no será’, presenta a la iglesia como un ‘estado ideológico’ que se opone a los valores democráticos, acusándolo del sexismo y la homofobia. Este tono severo, diferente de otras críticas, indica que el feminismo contemporáneo ve a uno de sus principales adversarios en el catolicismo, lo que puede conducir a la exageración de sus posiciones.
Ciencia humana y bien
A diferencia del debate ideológico, la investigación reciente ofrece una visión diferente. El Estudio Global Flourizing Study (GFS), que cubre a 207,000 personas en 22 países durante cinco años, revela que los países con la tasa más alta de ‘vida plena’ incluyen Indonesia, México y Filipinas, que superan países como Estados Unidos o Suecia. Curiosamente, asistir a los servicios religiosos semanales se correlaciona con un mayor pozo en 21 de los 23 países estudiados. En Filipinas, la diferencia es notable, con un aumento de 0.86 puntos en una escala de felicidad. Incluso en una sociedad tan secular como Suecia, este patrón permanece. Además, los datos indican que el estado civil influye en la felicidad, con personas casadas y viudas que experimentan niveles más altos de pozo que aquellos que están solteros o separados.
La dicotomía entre política, medios de comunicación y ciencia
El secularismo europeo penaliza los actos de fe pacífica mientras relativan la violencia sindical, una situación que sugiere que parte del establecimiento considera la religión como una amenaza en lugar de una buena para la sociedad. En el campo de los medios, los titulares a menudo distorsionan las palabras del Papa, mientras que los grupos feministas pueden exagerar los pecados de la iglesia para adaptarse a esta desconfianza. Sin embargo, los resultados del estudio GFS desafían estos prejuicios: aquellos que practican la religión regularmente y tienen relaciones familiares estables tienen más probabilidades de disfrutar de una vida más completa y significativa, independientemente de factores como la riqueza o la educación.
Una reflexión sobre el futuro de la fe y la sociedad
El desafío que enfrenta el Papa Lion XIV no es solo ‘convertirse en progreso’, sino también aceptar el desafío de los tiempos actuales: reclamar la evidencia de que la fe y la familia son fundamentales para el bienestar real. En un mundo que a menudo ridiculiza o ignora estas verdades, la sociedad secular debe considerar si puede continuar despreciando, por dogma, lo que realmente contribuye a la calidad de vida de sus ciudadanos. La ciencia, en este sentido, apoya lo que la tradición católica ha defendido durante siglos, ofreciendo una perspectiva que merece ser considerada seriamente.