Una solución para la sequía
El Gobierno de la Generalitat está tomando medidas para hacer frente a la situación de sequía que afecta a Barcelona. Si esta primavera no llueve y la situación se agrava aún más, se traerá agua de Tarragona a Barcelona. Esta decisión se ha tomado después de considerar diversas posibilidades, ya que inicialmente se planteaba traer agua del río Ebro, pero se está trabajando en otra alternativa
La situación de las cuencas
Actualmente, la cuenca del Ebro se encuentra en el 80% de su capacidad, mientras que la cuenca Ter-Llobregat está en una situación dramática, con sólo el 15,6% de su capacidad A principios de febrero, la cuenca barcelonesa entró en situación de emergencia por sequía. Ante esta situación, el gobierno catalán está buscando alternativas para garantizar el suministro de agua a Barcelona.
Extracción de agua de los pozos
Una de las posibilidades que se está considerando es extraer agua de varios pozos que se encuentran en el Camp de Tarragona. Según informa el digital El Confidencial, estos pozos están gestionados por EMATSA y se calcula que cada año se extraen 1,2 millones de metros cúbicos de agua El gobierno de ERC considera que esta extracción de agua no afectaría a la cuenca ‘Ebro
El coste de la solución
En caso de que la situación de sequía no mejore, la previsión del gobierno catalán es que lleguen a Barcelona dos barcos cargados de agua todos los días. Según El Confidencial, el coste de esta operación sería de 700.000 euros diarios, es decir, 21 millones de euros al mes
Una decisión política
Esta decisión de traer agua de Tarragona a Barcelona también tiene un impacto político. Según El Confidencial, el consejero de Acción Climática, David Mascort, desviaría una parte de la responsabilidad política de la decisión a los socialistas catalanes
Conclusión
En resumen, ante la situación de sequía que afecta a Barcelona, el Gobierno de la Generalitat está buscando alternativas para garantizar el suministro de agua a la ciudad. Una de las posibilidades es llevar agua de Tarragona, extrayéndola de los pozos que se encuentran en el Camp de Tarragona. Esta decisión tiene un impacto político y un coste económico considerable. Si la situación de sequía no mejora, se prevé que lleguen a Barcelona dos barcos cargados de agua todos los días
