La transformación de las prácticas religiosas
A principios de este siglo, se observa una notable disminución de la presencia de la fe cristiana. Un claro ejemplo de esta transformación se refleja en los datos estadísticos. Hace dos décadas, aproximadamente el 80% de la población española se consideraba católica, mientras que hoy esta cifra ha descendido hasta el 61%, y en Cataluña hasta el 50%. El número de matrimonios con ceremonia católica ha sufrido un fuerte retroceso, pasando a ser una minoría significativa. De igual modo, el número de bautizos se ha reducido considerablemente, coincidiendo con una crisis de natalidad persistente, aunque las confirmaciones han experimentado un leve aumento.
Las causas de esta dinámica
La revisión de esta dinámica plantea varias preguntas sobre sus causas. Pese a los esfuerzos de la academia y la pastoral por analizarlo, las respuestas parecen insuficientes ante la magnitud del cambio. Se atribuye a menudo a esta dinámica el fenómeno de la secularización y desinstitucionalización de las creencias, pero éstas son consecuencias de un proceso más amplio de ruptura de lazos y desvinculación social, subproductos del hedonismo y el subjetivismo prevalentes en nuestra sociedad actual.
La fe en el context sociocultural actual
La dificultad de expresar la fe en este nuevo contexto cultural resulta evidente. El marco de referencia hegemónico, influido por presuposiciones no cuestionadas, ha relegado la fe y las creencias religiosas a un segundo plano. Asimismo, la cultura actual no favorece la experiencia religiosa, todo lo contrario de lo que sucedía en la Grecia y Roma antiguas. Esta realidad dificulta la difusión de la fe y su profundización, creando así una ignorancia religiosa que impacta negativamente en nuestra propia cultura.
El reto de la revitalización de la fe
En este contexto, se plantea como reto vital cuestionar estos marcos de referencia hegemónicos que limitan la experiencia religiosa. Además, resulta imprescindible trabajar en la construcción de una alternativa basada en la cultura cristiana, que sea accesible para todos a través de procesos de razonamiento, experiencia personal y verificación empírica. Esto permitirá abordar los desafíos contemporáneos con una perspectiva enriquecedora y constructiva.