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El enigmático desenlace de monarcas históricos

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El inesperado fallecimiento de Felipe de Habsburgo

En Burgos, la antigua capital de la Corona castellanoleonesa, el 25 de septiembre de 1506, ocurrió la misteriosa muerte de Felipe de Habsburgo, también conocido como ‘el Hermoso’. Felipe, esposo de Juana I de Castilla y yerno del rey Fernando II de Aragón, murió tras cinco días de dolorosa agonía. Aunque oficialmente se dijo que fue una neumonía, los síntomas que presentó eran más bien propios de un envenenamiento. Este suceso generó nuevamente una lucha por el poder del trono castellano y provocó la intervención de Fernando II, quien había estado apartado en Barcelona desde el fallecimiento de Isabel la Católica en 1504.

Las sospechas detrás de su muerte

Isabel la Católica, debido a su desconfianza con Fernando y su círculo, dejó como sucesora a su hija Juana, quien estaba casada con Felipe de Habsburgo. Juana, que sufría problemas de salud mental agravados por el trato cruel de su suegro, Maximiliano, y las enfermedades venéreas trasmitidas por su esposo, se veía incapacitada para gobernar. A su muerte, Fernando II buscó tomar el control, pero las cortes castellanoleonesas, que nunca confiaron en él, le rechazaron con la célebre frase ‘viejo catalán, vuelve a tu nación’.

Cuestiones documentadas sobre la muerte de Felipe

A mediados de septiembre de 1506, Felipe acudió a Burgos. Tras un partido de pelota en un ambiente frío, comenzó a presentar fiebre, malestar y finalmente, el 20 de septiembre, escupió sangre. Falleció la noche del 24 al 25, en la residencia de Bernardino Fernández de Velasco y su esposa, Juana de Aragón-Nicolau, hija ilegítima de Fernando II, lo que refuerza las sospechas sobre su muerte.

El enigmático fin de Catalina de Aragón

A finales del siglo XV, la alianza entre los Tudor y los Reyes Católicos buscaba estabilizar el trono inglés. Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, se casó con Arturo, heredero de Enrique VII, en 1501. Sin embargo, Arturo murió poco después, y Catalina fue mantenida en Londres por orden de Enrique VII, eventualmente casándose con Enrique VIII en 1509.

Sospechas sobre su muerte

Catalina murió el 7 de enero de 1536 en Kimbolton, oficialmente por un tumor en el corazón. Sin embargo, sus partidarios acusaron a Enrique VIII y a Ana Bolena de su muerte, sugeriendo que habían utilizado veneno para deshacerse de Catalina, quien no aceptaba el divorcio y se había convertido en un estorbo para los planes de Enrique VIII.

La sospechosa muerte de Francisco de Bretaña

En el mismo año de la muerte de Catalina, el 10 de agosto de 1536, fallecía Francisco, el Delfín de Francia, en un castillo cerca de Lyon. Hijo del rey Francisco I de Francia y de Claudia de Bretaña, su vida estuvo marcada por la hostilidad y las conspiraciones.

Envenenamiento en Lyon

A los 18 años, Francisco buscó el apoyo de su entorno, pero encontró su fin vomitando sangre. Su padre acusó al monarca hispánico Carlos de Gante de promover su envenenamiento. Por otro lado, Enrique y Catalina de Médici, quienes lo sucedieron, alegaron que su muerte fue consecuencia de una noche de excesos.

Muertes que cambiaron la historia

Las muertes en circunstancias sospechosas de estos tres personajes influyeron de manera significativa en el curso de la historia. El fallecimiento de Felipe de Habsburgo devolvió a Fernando II al ruedo político, Catalina de Aragón reforzó la independencia marítima de Inglaterra, y la muerte de Francisco de Bretaña consolidó el dominio de Francia sobre Bretaña, preparando el terreno para disputas futuras. Así, estos desenlaces trágicos configuraron el panorama político y territorial de Europa.

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