Un Viaje Hacia el Pasado
Al llegar a la mágica localización de El Prat del Cadí, Estanis se ve abrumado por una calma profunda que no había experimentado en mucho tiempo. Es como si volviera a casa, un lugar que resuena con recuerdos y emociones. En su pensamiento, el eco del nombre de Eugenia resuena con fuerza, mientras la hierba fresca evoca su fragancia y los bosques envolventes intensifican su sentimiento de añoranza.
Una Presencia Misteriosa
Estanis observa las canales, donde la nieve brilla entre las rocas, y pronto detecta una figura que se avecina. Desde la distancia, se puede ver cómo esta figura descende por el canchal de la Canal del Ordiguer. Sorprendentemente, El Prat está desierto, una ausencia inusual de excursionistas que normalmente llenan este paisaje en primavera.
La Aparición de Eugenia
La figura atraviesa el último claro del bosque antes de entrar en el vasto prado, y una fuerza invisible le conduce hacia el centro. Al final, reconoce que es ella, Eugenia, quien se presenta ante ellos. Su mirada transmite una mezcla de melancolía y serenidad.
Conversaciones de Recuerdo y Olvido
—¡Qué casualidad encontrarte aquí, Eugenia! —exclama con entusiasmo Estanis.
Ella, con una expresión inexpresiva, responde: —¿Por qué has vuelto, Estanis? —El momento se vuelve cargado de una tensión palpable.
Recursos del Pasado
—Suelgo venir para recordar —confiesa Estanis, dándose cuenta de la peculiaridad de su situación—. Eugenia, pero… ¿vas descalza?
Ella se retira un paso, con una mirada que desafía la comprensión de Estanis. —Y tú también, ¿no ves? —responde con una voz que refleja un profundo conocimiento del momento.
Fragmentos de un accidente
Estanis intenta recordar. —Estábamos escalando la Canal del Ordiguer, pero hay una niebla en mi memoria. —Su mirada se pierde en los recuerdos vagos, buscando la llave que abra la puerta al pasado.
—No llegamos a la cima del Baridana —dice Eugenia, con un tono que mezcla nostalgia y gravedad—. Es necesario que recuperes la memoria, Estanis.
La Soledad del Momento
Él, con una sensación de creciente angustia, reconoce que ha perdido el hilo del tiempo y de su propia historia. —¿Dónde he dormido esta noche? —pregunta con aire de desconcierto.
—Solo tú sabes la respuesta —replica Eugenia, cuya serenidad contrasta con la confusión de Estanis. —Es tiempo de irse. Recuerda, Estanis, recuerda.
La Desaparición de la Luz
Mientras la voz de Eugenia se pierde en la distancia, Estanis se queda solo, inmerso en una espiral de reflexiones y recuerdos. La luz del día comienza a desvanecerse, y con ella, su conexión con el mundo exterior. Los colores vibrantes se transforman lentamente en sombras, y la belleza del prado se torna un recuerdo difuso.
Un Adiós Silencioso
Un pájaro canta su última melodía del día, marcando el final de un capítulo. Estanis, con la sensación de una lágrima que se desliza por su mejilla, se da cuenta de que ha llegado al final de su viaje. Con los ojos cerrados, se prepara para aceptar lo que viene mientras el día se disuelve lentamente como un recuerdo que se pierde en el tiempo.