El misterioso Arco de Shipton, una maravilla natural perdida y recuperada

En la era de la información, parece que no queda ningún rincón del planeta que no haya sido explorado, documentado y **cartografiado**. Los mapas de Google y los satélites que nos rodean han hecho que la expresión terra incognita, que se usaba en los mapas antiguos para señalar las zonas desconocidas para los occidentales, haya perdido todo su sentido.

Ante esta realidad, muchos sentimos nostalgia por el pasado, por aquellos tiempos en los que los exploradores y las exploraciones, las sorpresas y lo sorprendente, eran habituales. En esa época se esconden verdaderas joyas, hazañas y hechos asombrosos o simplemente curiosos.

Un explorador y diplomático británico

A ese período vamos a viajar para recordar la figura del montañero y explorador británico Eric Shipton (Sri Lanka, 1907 – Ansty Manor, 1977). Quizás no lo conozcas, pero Shipton fue uno de los pioneros en el reconocimiento y los intentos de ascensión al Everest, y al mismo tiempo, como veremos, desempeñó funciones diplomáticas al servicio del Imperio británico. Entre sus logros se encuentran la conquista del Kamet, cinco expediciones al Everest (1933, 1935, 1936, 1938, 1951), el descubrimiento del santuario del Nanda Devi, un intento fallido al Muztagh Ata, ocho libros publicados y decenas de ascensiones en los cinco continentes. Entre agosto de 1940 y octubre de 1942, y agosto de 1946 y octubre de 1948 ejerció como cónsul general de su majestad británica en la ciudad china de Kashgar (Sinkiang) y durante estas dos **estancias** consecutivas descubrió, en un lugar remoto, la existencia de un arco natural de enormes proporciones que se conoce con el nombre de Shipton´s Arch (Arco de Shipton). Las aventuras y los tres intentos que llevaron a su descubrimiento definitivo aparecen registradas en un libro editado en 1950 bajo el título Mountains of Tartary. El capítulo cinco (“The arch”) está dedicado casi por completo a su **descripción** y en sus inicios podemos leer lo siguiente: “A 25 millas al oeste-noroeste de Kashgar existe una cadena de crestas rocosas afiladas. Desde Kashgar, y vista desde arriba, no parece muy impresionante porque está semioculta por una masa amorfa de colinas desérticas (…) Mientras viajaba de Kashgar a Tashkent en 1942, a la altura de Min-Yol y a unas 25 millas de la primera ciudad, pude observar que uno de los picos estaba perforado por un agujero que parecía empezar a 200 pies por debajo de la cima y llegar casi hasta el suelo. Desde 10 millas de distancia era difícil hacerse una idea del tamaño de ese colosal agujero, pero según mis cálculos, la bóveda debía medir unos 1.000 pies de altura.

No fue hasta muchos años después que tuve la oportunidad de intentar estudiar este extraordinario fenómeno. Subestimando la dificultad de la tarea, mi mujer y yo partimos de Kashgar un fin de semana de enero de 1947 con este propósito…“.

Un arco natural que se perdió y se recuperó

Pero lo realmente singular de este caso no es el hallazgo del arco sino su desaparición. Durante algunos años, el Arco de Shipton figuró en el libro Guiness de los Récords como el mayor arco natural existente en el mundo, pero como nadie volvió a encontrarlo, como nadie repitió la visita, fue excluido del catálogo. Su redescubrimiento se produjo más de medio siglo después, en mayo del 2000, cuando una expedición compuesta por cinco miembros y patrocinada por National Geographic (http://publications.americanalpineclub.org/articles/12200140200/Asia-China-Kun-Lun-Shan-Shiptons-Arch-First-Ascent) fue capaz de **relocalizarlo** siguiendo las instrucciones redactadas por Shipton. Los detalles del descubrimiento aparecieron algunos meses después, en el número de diciembre de la edición inglesa de la revista, en un artículo que llevaba la firma de Jeremy Schmidt y el título de “Journey to Shipton´s lost arch”.

Ahora sabemos que el arco en cuestión se halla cerca de la ciudad de Artux o Artush, capital de la prefectura de Kizilsu (Sinkiang), a 2.973 metros de altitud, y que localmente se conoce con el nombre de Toshuk Tagh (uigur) o el de Atushi Tianmen (chino). El primero suele traducirse como “montaña del agujero” y el segundo como “puerta del cielo”. Esta gigantesca bóveda de conglomerado está situada en la cabecera de una garganta de varios centenares de metros de profundidad y, por lo tanto, sus dimensiones varían según el punto que se elija para realizar los cálculos. El más optimista, el que toma como referencia la base del barranco, le atribuye una altura máxima de 460 metros y una anchura media de 55.

Hace algunos años, las autoridades chinas decidieron convertir este monumento natural esculpido por los elementos en una atracción de primera magnitud. Además de construir y asfaltar una carretera hasta el aparcamiento y centro de visitantes que preceden a la formación, también habilitaron un sendero de tres kilómetros para facilitar el acceso de los turistas dotándolo de pasarelas de madera, escaleras, bancos, mesas, barandillas, un mirador panorámico y privándolo de toda su magia.

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