El Enigma de Pierre Lottier
Pierre Lottier, un diseñador y restaurador de renombre, era un hombre de múltiples facetas. Su vida pública estaba marcada por el glamour y el reconocimiento, pero detrás de su fachada encantadora se escondía un pasado oscuro que durante mucho tiempo permaneció oculto.
El historiador Xavier Juncosa, tras una ardua investigación, ha sacado a la luz la doble vida de Lottier en su libro ‘La Doble Vida de Pierre Lottier’. Los documentos desclasificados del período de Vichy en Francia han revelado un pasado inquietante.
El Colaborador de la Gestapo
Durante la Segunda Guerra Mundial, Lottier, un simpatizante de la extrema derecha, colaboró con la Gestapo. Trabajó como transportista, trasladando objetos robados a judíos deportados desde Francia, Bélgica y Holanda a ciudades del sur de Europa para su venta.
Su socio en esta siniestra empresa era Erich Schiffmann, agente de la Gestapo. Lottier seleccionaba las piezas y las vendía legalmente a través de Sebastià Manonellas, propietario de Decoración Manonellas, quien servía como tapadera.
Además de los pagos de la Gestapo, Lottier amasó una gran fortuna personal a través del tráfico de objetos robados.
La Huida y la Reinvención
Con el fin de la guerra, Lottier huyó de Francia a Cataluña para evitar ser encarcelado. Las autoridades franquistas lo recibieron con los brazos abiertos.
Paralelamente, se convirtió en colaborador del gobierno francés de De Gaulle, proporcionando información sobre altos cargos nazis. Esta hábil maniobra le permitió evitar la extradición y comenzar a construir una imagen de respetabilidad en España.
La Segunda Vida de Pierre Lottier
En los años cincuenta, Lottier se codeó con la alta sociedad. Promovió combates de boxeo, diseñó interiores y muebles, e incluso trabajó como escenógrafo en la película ‘Los Pianos Mecánicos’.
Descubrió Cadaqués y compró L’Hostal, un restaurante de lujo donde atendió a la élite durante una década.
A mediados de los sesenta, se trasladó a Santa Susanna, donde abrió el hotel-restaurante La Réserve, un lugar frecuentado por la jet-set.
En sus últimos años, Lottier restauró y decoró el Hotel Ritz de Barcelona. En una entrevista, declaró: ‘Mientras nuestra sociedad perdure, habrá una justificación nostálgica hacia una época más dulce, donde el individuo aún contaba’.
El Legado de un Hombre de Dos Caras
Pierre Lottier murió en 1987 y fue enterrado en Pineda de Mar. Su tumba también alberga a su madre y a su padrastro.
Quienes conocieron a Lottier lo recuerdan como un hombre carismático y exitoso. Sin embargo, su pasado como colaborador nazi y traficante de bienes robados arroja una sombra sobre su legado.
La historia de Pierre Lottier es un recordatorio de que incluso las personas aparentemente respetables pueden tener secretos oscuros. Su doble vida sirve como una advertencia sobre los peligros de la indiferencia y la complicidad en tiempos de conflicto.