Cómo evitar la repetición y mantener la frescura en la redacción

Introducción

Dentro de Matrix, un fenómeno conocido como déjà-vu es una anomalía que revela un fallo en el sistema. La sensación de que algo no cuadra es productiva: te hace tomar la píldora roja, escapar del mundo de las mentiras y unirte a la resistencia. Pero nadie explica qué ocurre cuando tienes un sentimiento de déjà-vu después de escapar del Matrix. Hablamos de «financiación singular» porque es la única expresión que han encontrado que no parece haber sido utilizada desde 2012, ahora que el país vuelve a debatir sobre balances fiscales, principio de ordinalidad y «tener la llave de la caja». Atrapados entre el déjà-vu de un nuevo intento pseudofederal y un nuevo intento de llevar a cabo un Proceso, la piedra que habría que hacer rodar en lo alto de la montaña pesa una tonelada. El hecho de que Artur Mas esté impulsando la creación de una lista unitaria es como despertar de una pesadilla dentro de otra pesadilla que pensábamos que sólo ocurría en las películas. Es simplemente por vergüenza que nadie se atreve a pronunciar las palabras «tercera vía».

Cómo evitar la repetición

Cómo escapar de la repetición es un tema conocido en la filosofía de la historia. Hegel lo veía como una señal de progreso: afirmaba que los grandes acontecimientos y personajes de la historia se repiten dos veces porque existe cierto sentido más allá del caos y ciertos principios hacen fuerza para resolver las contradicciones heredadas del pasado. Incluso si no existe un progreso material, las repeticiones nunca serían del todo idénticas si hay un aumento de la autocognición. En cambio, Marx le dio una visión más amarga, con la famosa idea de que la historia se repite, sí, pero primero como tragedia y después como farsa. Para Marx, la sensación de comedia que provocan las segundas malas partes es sabia porque lucha contra la trampa del progreso: para avanzar, la historia necesita auténticas revoluciones, sino todo puede retroceder.

Mantener la frescura en la redacción

En todos los casos, el objetivo es extraer las lecciones para nuestra causa y esperar a que la farsa sea protagonizada por los demás. En el campo independentista, la idea es que los partidos y las ideas procesistas deben caer por completo para que finalmente se produzca la regeneración tan deseada. Mientras nombres como Artur Mas, Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Marta Rovira sigan siendo los protagonistas de la conversación, significa que todavía no hemos dejado de votarles lo suficiente. En el campo procesista, la esperanza es que el PSC revele una vez más su condición de partido de obediencia española, porque a la hora de hacer autonomismo, el pospujolismo de centro-izquierda o el postpujolismo de centro-derecha siempre serán mejores. En el PSC no existe ningún proyecto de país, pero la confianza en el ridículo de los demás está justificada e Isla sabe activar los instintos católicos del país para fundamentar un largo período de contrición por los excesos independentistas.

Conclusión

En todos los casos, lo que ha desaparecido es el inolvidable momentum de Quim Torra. Sea cual sea la facción, se impone la sensación de que ahora la historia se encuentra en una fase lenta de baño maría y el calor del proceso ha neutralizado la posibilidad de ebullición durante un tiempo. Es normal que lo mismo que le ocurre al independentismo le esté ocurriendo a la izquierda: ni siquiera con el neoliberalismo descarnado y evidente del PSC de Isla y Collboni aparece nadie capaz de hacer algo más que esperar. Si pensamos en los análisis del 15M y del Proceso, todo el mundo decía que lo que encendió la mecha fue la crisis económica. El problema de la profecía autocumplida de las teorías revolucionarias es que, en un mientras tanto que nunca sabes cuánto va a durar, puedes acabar olvidando las lecciones de lo que juraste que no dejarías que se repitiera. En principio, un presidente socialista insinuante que «apoyará» y Artur Mas pidiendo una lista unitaria debería ser lo suficientemente flagrante como para mantener la memoria bien fresca. Vivir en un déjà-vu permanente puede ser muy cansado, pero mantener el rechazo por la repetición banal bien vivo será la mejor arma para combatirla cuando vuelva a ser importante.

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