Una Mirada Profunda
El día 24 de abril nos encontramos al borde del abismo, contemplando su profundidad insondable. Una sensación oscura nos envolvió, como si una fuerza invisible nos empujara hacia lo desconocido. Aquellos con más experiencia conocen bien lo que yace en las profundidades del abismo, y saben que este borde no es exclusivo de España, sino que se extiende por el mundo occidental. Algunos jóvenes parecen indiferentes, quizás porque, como se suele decir, ‘los niños no ven el peligro’. Por ahora, hemos evitado la caída, pero sabemos que debemos permanecer alerta. Nos hemos fortalecido para detener la mentira, desenmascarar la vileza de aquellos que nos empujan hacia el abismo, y proteger a las generaciones futuras de un destino marcado por el horror que algunos desean ignorar.
Una Realidad Ineludible
El día 24 de abril marcó el inicio de lo que algunos consideran una farsa, pero culminó con sentimientos encontrados: alegría para unos y frustración para otros. Sin embargo, no nos engañemos; esta alegría es similar a la que experimenta un enfermo cuando, por una noche, el dolor lo abandona y puede descansar en paz. Sabemos que la enfermedad volverá a atacar, implacable. Ya no bastan los paliativos; se requiere una intervención profunda. Este día nos hizo más conscientes de nuestra situación, de la necesidad de enfrentarla con determinación.
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