El desvarío del juez Aguirre
El juez Aguirre ha llevado su obsesión por encarcelar a Puigdemont y a los independentistas a un nivel de surrealismo inimaginable. A pesar de haber sido advertido por la Audiencia de Barcelona y de la entrada en vigor de la ley de amnistía, ha decidido abrir una nueva causa por ‘traición a la patria’, adentrándose en un delirio sin límites.
Un relato sin fundamentos
Sin aportar pruebas nuevas, el juez ha recurrido a resoluciones del Parlamento Europeo sobre la injerencia rusa en Europa para crear un relato desquiciado que incluso señala a Pedro Sánchez como cómplice de la supuesta conjura rusa. Esta narrativa surrealista carece de base sólida y se adentra en un terreno delirante.
El tono surrealista del escrito
El escrito del juez, en el que insinúa la implicación de Pedro Sánchez, ha sido descrito como una delicia surrealista, digna de ser incluida en una obra como ‘Un chien andalou’ de Buñuel. A pesar de la gravedad de la situación, el texto resulta estrambótico y surrealista, rozando lo absurdo.
La falta de fundamento y el impacto negativo
A pesar de la falta de pruebas y de sostenerse sobre argumentos endebles, el juez persiste en su delirio, lo que ha generado críticas por el despilfarro de dinero público y el tufillo de lawfare. La situación es preocupante, ya que el juez, en su afán obsesivo, persigue a personas reales y daña la imagen de la justicia.
La corte politicomediática
El respaldo y elogio que recibe el juez por parte de ciertos sectores evidencian la corrupción que permea en los cimientos de la justicia española. La falta de seriedad y la politización de este caso son síntomas alarmantes de la situación actual.