Una Proximidad Cuestionable
Uno de los temas recurrentes en el discurso de los miembros de la familia Borbónica es su supuesta voluntad de cercanía con el pueblo. Sin embargo, muchas de estas afirmaciones parecen ser un mero espectáculo en lugar de una genuina intención. La idea de proximidad que transmiten es percibida por muchos como un intento de justificar su opulento estilo de vida, financiado con los recursos de los ciudadanos. Estos momentos, donde sonríen y se hacen fotografías con sus seguidores, son parte de un guion muy bien ensayado.
El Ritual de la Apariencia
En cada evento institucional que la realeza preside, es común ver cómo se establecen protocolos estrictos. Una imagen habitual es la formación de un cordón de seguridad que permite que Felipe, Letizia y sus hijas desfilen en medio de la multitud, saludando a los presentes. Para muchos ciudadanos que se agolpan a su paso, ese es el momento más emocionante de sus vidas. Sin embargo, la experiencia de ser parte de ese instante es muy fragmentada y controlada, lo que hace que la cercanía que se intenta transmitir resulte artificial.
Más Allá del Apretón de Manos
En algunas ocasiones, la emoción lleva a los ciudadanos a desear un contacto más significativo que un simple saludo. El deseo de capturar un momento especial con la familia real se traduce en gestos más íntimos, como abrazos o tomarse una fotografía de manera más natural. Un ejemplo notable ocurrió recientemente cuando una seguidora de la familia real deseó inmortalizar su encuentro con la princesa Leonor. Con gran entusiasmo, se acercó a ella, buscando ese gesto típico donde te abrazas por los hombros o la cintura, como si fueras un amigo.
La Reacción del Protocolo
Sin embargo, esta interacción amigable fue sorprendida y rápidamente reprimida por el equipo de seguridad de la Casa Real. Para ellos, el contacto físico con la princesa es completamente inaceptable, y los protocolos establecidos son inquebrantables. Un experto en lenguaje no verbal ha analizado el suceso, mencionando cómo la seguridad reaccionó intensamente ante este gesto tan humano, como si la princesa fuera solo una figura distante.
La Cuestión del Protocolo
Este experto también reflexiona sobre la estricta normativa que rodea el contacto con la realeza y señala que el protocolo claramente establece que los ciudadanos pueden unirse a un apretón de manos, pero no se permite el contacto físico más allá de eso. Por otro lado, hay una notable unidireccionalidad en esta interacción: los miembros de la realeza pueden tocar a los ciudadanos, pero no al revés. Esta dinámica plantea interrogantes sobre la supuesta igualdad que dicen compartir con la ciudadanía.
Una Reflexión Necesaria
Este contraste entre cercanía y distancia pone en duda los verdaderos valores de la familia real. Si realmente aspiran a ser vistos como parte del tejido social, ¿por qué persisten en crear barreras que los separan de la ciudadanía? Está claro que la percepción de proximidad que desean proyectar es selectiva, lo que desencadena un debate sobre la naturaleza misma de la ciudadanía y la relación con aquellos que se encuentran en una posición de privilegio.