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La impactante realidad detrás de la imagen de Grace Kelly

by PREMIUM.CAT
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Una infancia marcada por la ausencia

Grace Kelly, reconocida actriz y princesa de Mónaco, ha sido durante mucho tiempo admirada por su elegancia y su imagen de madre ideal. Sin embargo, recientemente han salido a la luz detalles impactantes sobre su vida familiar que revelan una realidad mucho más oscura y desconcertante.

Carolina de Mónaco, la hija mayor de Grace Kelly, ha compartido detalles sobre su infancia que pintan una imagen muy diferente de la Familia Real monegasca. Según Carolina, ella y sus hermanos, Alberto y Estefanía, tenían más contacto con su niñera que con sus propios padres. Esta falta de atención y cariño directo por parte de sus padres, el príncipe Rainiero III y Grace Kelly, ha dejado una marca profunda en la vida de los hijos de la princesa.

Una infancia en total aislamiento

A pesar de su imagen pública de madre devota, Grace Kelly mantenía una distancia considerable con sus hijos. Los niños Grimaldi no podían compartir la mesa con sus padres hasta que cumplieron los 14 años. Las comidas se realizaban por separado, con Carolina, Alberto y Estefanía relegados a una mesa aparte. Mientras sus padres atendían a sus numerosos compromisos sociales y oficiales en el majestuoso comedor principal, los niños se encontraban lejos de ellos.

La figura materna en la vida de los jóvenes príncipes fue su niñera inglesa, Maureen King. Ella se encargaba de todos los aspectos de su vida cotidiana junto con una ama de llaves francesa. Maureen se convirtió en el centro emocional de sus vidas, y los niños anhelaban su presencia incluso cuando se iba de vacaciones una vez al año.

La dura realidad de ser un Grimaldi

La presencia de Maureen King fue constante hasta el nacimiento de Estefanía, momento en el que la vida de Carolina y sus hermanos se volvió aún más rígida y aislada. Recibían clases en el Palacio junto con otros niños seleccionados cuidadosamente de las familias más importantes de Mónaco. Sin embargo, estas relaciones eran estrictamente formales y no permitían la amistad genuina. Aunque Grace Kelly se interesaba por la educación y el desarrollo de sus hijos, delegaba los cuidados diarios en las niñeras y mantenía una disciplina estricta. Incluso admitió en entrevistas que solía castigar físicamente a sus hijos, una práctica que hoy en día sería vista con horror.

El mito de la madre perfecta

Estas revelaciones desmoronan el mito de Grace Kelly como la madre perfecta. A pesar de su amor declarado por sus hijos, la princesa de Mónaco mantenía una distancia emocional significativa que dejó huellas profundas en la vida de Carolina, Alberto y Estefanía. Los niños Grimaldi fueron criados principalmente por cuidadoras, viviendo una infancia rodeada de lujo pero carente del calor y la cercanía de sus propios padres.

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