Recuperando el catalán auténtico
En el artículo anterior vimos que a los jóvenes se les esconde el catalán coloquial. Esto nos lleva a preguntarnos si puede revertirse esta situación. La respuesta es sí, y sólo hace falta recurrir al habla espontánea. Por ejemplo, mucha gente dice ‘pillar’ para ‘entender (algo)’. Ésta es una influencia del castellano. ¿Y cómo se llama en catalán? Pues muy fácil: ‘pescar’ (y también ‘plegar’) (Chico, ¡no pesques nada de lo que te dicen!). Además, quien utilice ‘pillar’ con el significado de ‘obtener un beneficio’ puede utilizar ‘zucar’ (Los políticos siempre están a ver qué mojan) y también ‘pescar’ (Ve a qué pescas, de este proyecto, seguro que te caerá una buena morterada).
Palabras alternativas
En castellano se utiliza la palabra ‘pollo’ (o ‘follón’) para referirse a una situación complicada y enrevesada. Hay gente que lo traduce tal cual: ‘pollo’. ¡Qué traducción más aixxxx…! Quien dice esto tiene la cabeza a otro lado, ya que toda la vida se ha dicho ‘merder’ (o ‘sidral’): ‘¡Qué merder se ha montado, en la reunión!’ ¡Sí, chico, un ‘sidral’ de hace falta Dios! La primera palabra también se utiliza para el castellanismo marrón.
Palabras frescas y expresiones auténticas
Tenemos a nuestra disposición un gran número de palabras frescas y auténticas expresiones. Por ejemplo, si alguien dice ‘rollo’ para referirse a una ‘cosa pesada’, al ser un castellanismo, puede utilizar la manera como lo dicen en Mallorca: ‘pesadura’ (¡Qué pesadura, la clase de matemáticas!) . Esta palabra se entiende aunque no la hayas oído nunca. Si alguien quiere decir ‘trabajar’, no hace falta utilizar el castellanismo ‘currar’, tenemos el imponente ‘currar’ (Cuando es la hora de currar, a éste siempre le viene una ñoña de casa del ancho). Si alguien hace ‘matráfolas’, no hace falta utilizar el castellanismo ‘trapicheo’: está el superexpresivo ‘chipot’ (¿Qué haces? Haciendo chipots? ¡Que no ves que un día u otro te pescarán!). Si alguien se encuentra una oportunidad de negocio fácil, es una ‘biboca’ y no un ‘chanchullo’ (Mi primo siempre está encontrando bicocas, en el mercado de coches de segunda mano, y ha metido una calerada de mil demonios).
Moneda y pago
Mucha gente utiliza el castellanismo pavo para referirse a un individuo ya una unidad monetaria. Ya ve qué autoestima tan baja tienen los comunicadores en catalán que utilizan esta palabra en vez de buscar una forma adecuada. En el primer caso, tenemos ‘payo’ (palabra no utilizada en castellano). En el segundo, siempre se ha dicho ‘cuca’ (¿Cuánto piden por este trasto? ¿Mil gusanos? ¡Están sonados!). También podemos utilizar ‘panís’ en vez del castellanismo ‘panoja’ (Mi vecino tiene mucho maíz, por eso hace fiestas tan a menudo en su casa!). En Urgell, podemos oír ‘pistrincos’. Y tenemos una palabra muy arraigada: ‘calés’, y también ‘quartos’ (¡Si supieras los cuartos que ha hecho este estafando a la gente! ¡Tiene más dinero que tú y yo!).
Expresiones para situaciones concretas
Para cuando alguien tiene que pagar las consecuencias, hay quien dice pringar, preso del castellano. No hace falta: en Girona, lo llaman ‘lamer’ (los cantantes gerundenses de música juvenil lo dicen) (Si te pillan, lamerás, chaval!). El significado original de ‘pringar’ es quedar sucio por una sustancia viscosa (¡ecs!). También hay quien utiliza el castellanismo ‘pringarse’, pero es mejor utilizar ‘envescarse’ o ‘enviscarse’.
Inventando palabras
¿Y si no nos viene a la cabeza la palabra adecuada? Ningún problema: la inventamos. Por ejemplo, si no sabes cómo decir ‘finde’, puedes utilizar ‘capde’ (se pronuncia ‘cadde’, porque la expresión ‘fin de semana’ también se pronuncia así). Fácil, ¿verdad?