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La Transformación del Espacio Adolescente en la Obra Qui estigui lliure

by PREMIUM.CAT
un escenari amb un joc de cadires i una taula amb cadires i una cortina al fons, Cornelia Parker, llum d'estudi, natura morta, pintura d'escena americana

El Escenario como Metáfora

Una escena compuesta por bidones oxidados, sillas tumbadas, farolas y alambradas ocupa el espacio sobre la Sala Beckett, donde se presenta Qui estigui lliure, una obra escrita y dirigida por Xavi Buxeda i Marcet. La escenografía, a cargo de Mariona Ubia con iluminación de Jordi Berch, representa un descampado, un lugar de frontera y alteridad donde tres amigos al final de la adolescencia se encuentran. Esta representación simbólica del descampado como un espacio mental y de vida en los márgenes se alinea con el texto mismo, otorgando a este territorio una categoría de espacio mental donde los jóvenes se reconocen y se refieren a él como ‘nuestra chatarra’.

La Transición a la Edad Adulta

La obra aborda la transición a la edad adulta a través de los personajes. Nil Cardoner, en el papel de Pol, representa a alguien ‘atascado en una inmadurez crónica’, preparando su entrada al escenario. La introducción que realiza no solo es metateatral, sino que también simboliza la antesala a la edad adulta y el preámbulo a la pieza que tiene que abordar como actor. La vida misma, el proceso de hacerse mayor, constituye el tramo intermedio entre el inicio y el final. Mireia Vilapuig, interpretando a Carla, y Pau Escobar, en el papel de Àlex, completan el trío de amigos que buscan pertenecer a un lugar que alguna vez sintieron como propio.

Silencios, Sobrentendidos y Desfases

La obra presenta momentos de una relación marcada por silencios, sobrentendidos y desfases controlados entre los tres adolescentes. El retorno de Àlex desencadena cuestiones identitarias y manifiesta la violencia interior que afecta a los tres. Pol, por su parte, revela una confusión emocional y una ira callada relacionada con su autoodio y su sexualidad reprimida. Carla, a su vez, teme reproducir el patrón de su madre alcoholizada, pero silencia sus propias frustraciones para proteger a los otros dos. La amenaza de las excavadoras proyecta metafóricamente el final de la adolescencia, simbolizando el cambio de fisonomía y la desaparición de aquel lugar.

La Intemperie Emocional

La interacción entre los personajes se caracteriza por un lenguaje desarticulado y poco elocuente, reflejando la voluntad autoral de capturar el registro relacional de personas en formación. A pesar de esto, los personajes tienen momentos de lucidez, expresando críticas hacia la ciudad y su ineficiencia. La obra logra transmitir la intemperie emocional de los personajes gracias a las poderosas interpretaciones de los actores, dirigidas con firmeza por Buxeda. La credibilidad del vínculo, la organicidad de las escenas y la escalada emocional promueven fuertemente la identificación del público con los personajes.

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