El contexto de la violencia en Bolivia
En las últimas horas, Bolivia ha sido testigo de una ola de violencia que ha despertado los fantasmas de la crisis política que sacudió al país en 2019. La inestabilidad política en Bolivia es un problema crónico que ha afectado a la vida institucional del país andino. En esta ocasión, la violencia se ha manifestado en forma de un intento de golpe de Estado liderado por un grupo de militares alzados.
Mientras el país intenta volver a la normalidad, las acusaciones entre los partidos políticos, los militares alzados y el gobierno boliviano han ensuciado la escena política. Esto nos lleva a preguntarnos cómo se ha llegado a esta situación y por qué ha habido un alzamiento militar. La respuesta es compleja y aún está abierta a debate.
El papel del presidente Luis Arce
El actual presidente boliviano, Luis Arce, tiene una larga trayectoria política y ha ocupado varios cargos en el gobierno de su país. Sin embargo, su relación con el expresidente Evo Morales, con quien comparte partido político, no ha sido siempre buena. Se dice que Arce y Morales están en disputa por el control del partido, lo que ha llevado a sospechas de que Arce podría haber alentado el golpe para fortalecer su posición dentro del partido. Según informes, el comandante general del Ejército de Bolivia, Juan José Zuñiga, habría intentado derrocar al gobierno actual para evitar que Morales se presente a las elecciones de 2025.
Zuñiga ha afirmado que Arce lo animó a dar el golpe de Estado, lo cual ha generado una situación complicada para el presidente actual. Ambos podrían tener un objetivo común: mantener a Morales alejado del poder.
El contexto del golpe de Estado de 2019
El actual escenario político en Bolivia tiene sus raíces en el intento de golpe de Estado de 2019, cuando varios jefes militares forzaron la dimisión del entonces presidente Evo Morales. En aquel momento, los militares alegaron que Morales intentaba alterar los resultados electorales y lo enviaron al exilio en México. Jeanine Añez, senadora de derechas y líder de la oposición, se autoproclamó presidenta de Bolivia. Sin embargo, su tiempo en el poder fue breve y posteriormente fue condenada a 10 años de prisión por el Tribunal Superior de Justicia. Durante el golpe, Zuñiga reclamaba la liberación de Añez, a quien considera una presa política.
De esta inestabilidad política surgió un nuevo liderazgo en el Movimiento al Socialismo, representado por Luis Arce. Las acusaciones de Zuñiga ponen al actual presidente en una posición difícil, ya que ambos podrían tener un objetivo común: mantener a Morales alejado del poder.
