Una nueva era de transparencia
Después de muchos años de denuncias sin consecuencia alguna, finalmente alguien ha decidido tomar acción. Quizás esta persona también tenga un interés personal en el tema, quizás quiere ocupar la silla que otros han conseguido gracias a su poder ya una posición que les ha facilitado la consecución de un mayor grado de influencia. La presidencia de una federación de fútbol es uno de los caramelos más dulces que se pueden degustar. Se manejan millones de euros de presupuesto y los controles son mínimos. Puedes colocar a tu lado a personas de máxima confianza, independientemente de su competencia profesional, y nadie te dirá nada. Es tu momento, tu mansión y tus cuatro años -al menos- para asegurarte una jubilación bien merecida.
Escándalos y corrupción
Tanto en las federaciones española como catalana, se han producido en los últimos años graves casos de corrupción. Ha habido falsificación de documentos, suplantación de identidades, desvío de dinero destinado a obras federativas, compra irregular de balones, construcción de ascensores exclusivos para personas importantes, contratación de familiares sin calificación ni experiencia alguna, y así podríamos continuar. Todo esto ha salido a la luz a causa de dos casos mediáticos: el beso no consentido de Luis Rubiales en Jennifer Hermoso durante la entrega de premios del Mundial y la repetición de las elecciones a la Federación Catalana a causa de las denuncias de dos candidatos en la presidencia. Aunque los escándalos vienen de lejos, en los últimos meses se ha puesto el foco en estos casos.
Impunidad y abuso de poder
Durante años, los presidentes y sus amigos se han sentido impunes por actuar como si la Federación fuera suya. Algunos, como Rubiales, están siendo investigados por cobrar y repartir comisiones y por adjudicaciones sospechosas. Otros beneficiaron a los clubs que les apoyaban y votaban a favor de sus propuestas en las asambleas, ignorando a aquellos que no los alababan o que mostraban preferencia por otro presidente. Éstas son las reglas. Si te gustan, perfecto; si no, ya buscarás la vida.
Denuncias valientes
Por fin, algunos clubes valientes han decidido dar un paso adelante y denunciar las irregularidades que yo mismo alerté en el 2016. Hace ocho años, en un medio de comunicación catalán, publicamos un artículo titulado ‘Tupinada a la Asamblea General de la Federación Catalana de Fútbol’. Y el subtítulo no dejaba lugar a dudas: ‘La junta directiva de la FCF falsifica actas notariales de clubs para asegurarse más votos favorables’. Exactamente lo mismo que ahora está siendo investigado por un juzgado de Sabadell a raíz de las denuncias de varios clubs que se sienten perjudicados por una presunta trama de falsificación de actos notariales utilizados en el proceso electoral de la Federación para favorecer a un candidato, tal y como va reconocer al secretario general de la FCF ante la autoridad judicial.
Un futuro incierto
Aún queda mucho por resolver en estos casos, que acaban de empezar su fase de instrucción, pero hemos llegado a un punto en el que las instituciones se han implicado. La FIFA y la UEFA están a punto de intervenir en la Federación Española. O bien convocan pronto elecciones, o bien toman el control y las convocan ellas mismas. Y en la Federación Catalana, la Generalitat ha dado la razón al candidato Juanjo Isern y reconoce que Joan Soteras fue presidente durante un período en el que no podía serlo, justo después de que el Tribunal Catalán del Deporte ordenara la repetición de las elecciones a la presidencia y declarara inválida la victoria de Soteras. En pocos meses se resolverá la denuncia de Isern y se sabrá si el actual presidente queda inhabilitado o puede mantener el cargo. Isern, por cierto, formaba parte de la junta directiva de Andreu Subies, que fue señalada por el uso indebido de actos notariales en las asambleas. Soteras era el heredero oficial por su posición de vicepresidente primero.
El papel de los políticos
La gran pregunta que queda por resolver es si los políticos actuarán en serio para poner fin a la impunidad de los dirigentes federativos. ¿Actuarán en el ámbito legislativo para evitar que las federaciones sigan siendo el negocio particular de quienes gobiernan? Hay mucho trabajo por hacer, pero se debe hacer. Y los políticos tienen gran responsabilidad que no pueden eludir.