El queso Garrotxa obtiene el reconocimiento europeo como producto de calidad

La Unión Europea concede la Indicación Geográfica Protegida (IGP) a este queso elaborado con leche de cabra en Cataluña

El queso Garrotxa ya tiene el sello de calidad europeo. Así lo hizo saber el pasado fin de semana el consejero de Acción Climática, David Mascort, en el marco del Fórum del Queso Artesano y Catalán de Girona. La Generalitat recibió la notificación de Bruselas a finales del año anterior y ahora lo ha comunicado públicamente.

La IGP es una de las tres etiquetas que otorga la Unión Europea para distinguir un producto ligado a una zona geográfica, que es la responsable de su elaboración. Las otras dos son la DOP (Denominación de Origen Protegido) y la ETP (Especialidad Tradicional Garantizada).

Un queso que va más allá de la comarca que le da nombre

Aunque se llama Garrotxa, el queso no se hace sólo en la comarca homónima. Su producción, tal y como especifica el distintivo europeo, abarca todo el territorio catalán. Actualmente, hay una docena de productores que hacen el Garrotxa y sólo uno (Mas Claparol de Sant Feliu de Pallerols) se encuentra en la comarca. Por eso, todos ellos se han agrupado para conseguir la IGP e impedir que en otros lugares fuera de Catalunya se pueda realizar este queso.

¿Cómo nació el queso Garrotxa?

El queso Garrotxa, según describe el reconocimiento europeo conseguido, es un queso «hecho exclusivamente con leche entera de cabra, de coagulación mixta, y con la corteza cubierta de una capa de hongo grisáceo dando el aspecto ceniciento de una piel florida» .

El producto no responde a ninguna receta antigua, sino a la casualidad de unos hechos que sucedieron en la comarca. A principios de los 80, unos ganaderos neorrurales de la zona solicitaron a expertos queseros el asesoramiento para realizar un queso madurado que aprovechara el exceso de leche que tenían. Los expertos recuperaron una fórmula de un queso madurado de cabra que se había hecho antiguamente en el sitio y añadieron conocimientos tecnológicos de la época. De ahí salió el nombre de Garrotxa.

La creación del queso Garrotxa está, pues, estrechamente vinculada a la emigración de jóvenes urbanos hacia zonas rurales y de montaña de los años setenta y ochenta. Fue uno de esos grupos de jóvenes que se dedicaron a la ganadería en la comarca quienes impulsaron la fórmula que ahora se ha protegido.

Paralelamente, otros ganaderos neorrurales se pusieron a hacer quesos artesanos siguiendo los cursos de la escuela de agricultura en la Torre Marimon en Caldes de Montbui donde se enseñaba el Queso Garrotxa.

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