Un Giro en la Política Comercial
En un movimiento significativo, el gobierno estadounidense ha decidido disminuir los aranceles a los envíos pequeños provenientes de China, reduciendo la tasa del 120% al 54% a partir de este miércoles. Este cambio se produce justo después de un acuerdo entre Washington y Pekín que propone una tregua en las tensiones comerciales.
Detalles del Acuerdo
La nueva política establece que las importaciones con un valor inferior a 800 dólares estarán sujetas a un arancel mínimo de 100 dólares. Esta decisión parece estar dirigida a facilitar el comercio y dar un respiro a empresas chinas como Shein y Temu, que habían estado aprovechando un vacío legal para enviar mercancías sin aranceles hasta la reciente imposición del gravamen elevado por el expresidente Trump.
Contexto de la Guerra Comercial
Las negociaciones de este fin de semana en Ginebra culminaron con un acuerdo de 90 días para poner en pausa la guerra comercial que ha caracterizado las relaciones entre Estados Unidos y China. Ambas naciones han acordado reducir sus aranceles en un 115%, aunque el pacto no abordó directamente los aranceles mínimos.
Perspectivas Futuras
El presidente Trump tiene programada una conversación con su homólogo chino, Xi Jinping, para finales de esta semana, con la esperanza de lograr una desescalada en el conflicto. Aunque ha descartado aumentar los aranceles al 145%, advierte que podría implementar nuevos incrementos si las circunstancias lo requieren.
Impacto en las Relaciones Internacionales
Este retroceso en la política arancelaria de Trump surge tras un periodo de inestabilidad en el mercado de bonos. Desde abril, el presidente había impuesto tarifas superiores al 20% a numerosos países, alcanzando un 145% para China. Sin embargo, ha hecho concesiones en un intento de estabilizar las relaciones comerciales, aunque aún se mantienen aranceles del 10% en una variedad de productos y un 25% en vehículos, acero y aluminio.
Justificación de la Política Arancelaria
Trump ha defendido su enfoque arancelario como una herramienta para negociar acuerdos que beneficien a Estados Unidos, argumentando que esta estrategia no solo generará empleo y atraerá fábricas al país, sino que también contribuirá a la reducción de impuestos y a la disminución de la deuda nacional a través de la recaudación.