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Salario emocional: ¿una realidad necesaria o una ilusión?

by PREMIUM.CAT

Hasta hace poco, la mayoría de los trabajos se basaban sólo en un intercambio de servicios por un importe económico a finales de mes, es decir, una simple transacción empresa-empleado. Pero este modelo ha quedado superado por lo que hoy conocemos como salario emocional.

¿Qué es el salario emocional?

Según el estudio Employer Brand Research de Randstad, en España el salario es el primer factor que se tiene en cuenta a la hora de elegir y aceptar un trabajo. Pero un buen salario no es el único que motiva a una persona y muchas veces tampoco lo más importante. Según la guía El salario emocional: Cómo reforzar tu propuesta retributiva, elaborada por Sodexo Beneficios e Incentivos, el 40% de la población española preferiría renunciar a un aumento de sueldo a cambio de medidas que no supongan un coste para la empresa.

Pero el salario emocional no es ninguna novedad, ni mucho menos. En realidad, el concepto es muy viejo y siempre se ha reservado a cargos directivos o gerenciales. Que si un vehículo de empresa, sesiones de coaching, acceso a clubes exclusivos, incentivos por objetivos, stock options…, fórmulas imaginativas para generar satisfacción y fidelizar el talento.

¿Cuáles son los beneficios del salario emocional?

Inspirándose en las grandes empresas de Silicon Valley, hoy vemos a muchas empresas que aplican para la mayor parte de sus trabajadores medidas en este sentido. Desde fomentar la flexibilidad laboral, con amplios horarios de entrada y salida, hasta la implantación del trabajo híbrido con la normalización del teletrabajo, soportes para el crecimiento profesional, formación y planes de carrera, actividades lúdicas para promover una vida saludable y sana (espacios para hacer deporte, fruta fresca, talleres de mindfulness, sesiones de psicología…), la posibilidad de llevar animales de compañía, programas corporativos de voluntariado, servicios de guardería, mutua de salud, tickets restaurante. y también crear espacios de trabajo diáfanos y luminosos que estimulen la creatividad y el sentimiento de pertenencia. En definitiva, una forma no monetaria de demostrar que los trabajadores son el principal y verdadero valor de la empresa.

Diferentes estudios confirman que el salario emocional tiene un impacto positivo en los niveles de productividad y eficiencia, debido precisamente a la influencia que tienen la iniciativa y el compromiso de los trabajadores en el cumplimiento de los objetivos organizativos. Así lo avala el estudio State of the Global Workplace de Gallup: mayor compromiso de los trabajadores se traduce en un aumento del 21% de la rentabilidad y del 17% de la productividad de la empresa.

¿Cuáles son los retos del salario emocional?

Sin embargo, muchas de estas iniciativas a menudo ignoran un elemento clave para el bienestar en el trabajo: el buen ambiente laboral. Esto no se logra ni poniendo una mesa de ping-pong ni con una bandeja llena de fruta de temporada. Esto implica muchas veces cambiar el estilo de gestión e impulsar una cultura interna de reconocimiento por el trabajo bien hecho. Potenciar un ambiente de trabajo libre de toxicidad, donde exista comunicación bidireccional, autonomía y escucha activa.

De hecho, no es sino la combinación de distintos factores lo que cultiva y refuerza el compromiso y el sentimiento de pertenencia del capital humano. Un ambiente laboral sano, incentivos emocionales y, por supuesto, una retribución que la persona considere adecuada. Si el salario es totalmente insuficiente, ¿de qué sirve tener un gimnasio en la empresa o barra libre de cápsulas de Nespresso?

Todos funcionamos de la misma forma: necesitamos tener las necesidades más básicas cubiertas para pasar a un nivel superior de prioridades. Y aquí lanzo una pregunta: ¿cuáles son las principales motivaciones de las personas en la búsqueda de empleo? La teoría del psicólogo norteamericano Maslow es una de las técnicas más innovadoras en el ámbito laboral, y sobre todo desde que han irrumpido con bastantes factores esenciales como la conciliación y la salud mental, o fenómenos relativamente nuevos como La Gran Renuncia (los trabajadores que ya no se quejan, simplemente se van) y el burnout (o síndrome de agotamiento profesional). En pocas palabras, el gran desafío de las empresas es hacer valer las condiciones y el ambiente de trabajo.

Conclusión

¿Un buen salario lo es todo? ¿Prefiere un salario alto en detrimento de compensaciones emocionales? ¿Renunciaría a una parte del sueldo por una jornada laboral de cuatro días? Todas las respuestas, sean cuales sean, son perfectamente legítimas y respetables. Ahora bien, algo es indiscutible en todas partes y para todos: el salario emocional resulta irrelevante cuando el trabajador no alcanza un nivel de ingresos monetarios suficiente para satisfacer sus necesidades. Empecemos por ahí.

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