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El chacolí: un vino blanco con una larga tradición

by PREMIUM.CAT

Impulsando la imagen del chacolí

Todavía hay mucha gente que no identifica al chacolí como un vino blanco, y esta carencia es contra la que Euskadi trabaja para impulsar la imagen de esta especialidad local. Para ello, destacan su versatilidad, sobre todo en las elaboraciones innovadoras que impulsa una nueva hornada de bodegueros, como un retorno a la viticultura en un territorio eminentemente industrial. De ahí que, este martes, el chacolí de una de las tres denominaciones de origen que el amparo, la de Vizcaya, ha desembarcado en Barcelona con diez bodegas que han mostrado sus virtudes.

El origen del chacolí

Parece ser que la palabra txakolin tiene su origen en la expresión checo ain, que significa “justo lo que necesitamos para casa”, que era lo que respondían los campesinos cuando les preguntaban cómo había ido la vendimia. Y aquellos vinos que se elaboraban para el autoconsumo con las variedades autóctonas hondarrabi zuri, hondarrabi zuri zerratia y hondarrabi beltza empezaron a llamarse txakolin.

Una recuperación exitosa

Durante muchos años, estos vinos que se consumían en los mismos caseríos donde se elaboraban y, desde que empezaron a comercializarse, siempre se consideraron vinos menores, populares, con poco recorrido, para tomar en un chato. De hecho, en los años ochenta, en la zona de Vizcaya quedaban poco más de 40 hectáreas de viñedo, y este tipo de elaboraciones no pasaban por el mejor momento. Fue entonces cuando, con el impulso de algunos productores, se fue recuperando. Ahora hay 172 viticultores que trabajan 430 hectáreas y elaboran vino en 37 bodegas —y eso sólo en la zona de Vizcaya.

Rompiendo estigmas

Pero este colectivo quiere ir más allá y romper el estigma de vinos simples que sufren los chacolís para poder competir con vinos blancos de cualquier sitio. De hecho —como ocurre en otros muchos territorios—, la presencia de vinos de zonas con mucha producción —como Rueda o La Rioja— ha ido apartando a los chacolís entre las preferencias de los consumidores vascos, aunque hoy la tendencia cambia, y, a poco a poco, se abren paso a los bares y restaurantes.

Tradición y modernidad

La tradición, un factor muy importante en Euskadi, se mantiene con la exigencia de elaborar los chacolís mayoritariamente con las variedades propias, mientras que la vertiente de modernidad se experimenta en las elaboraciones —también con vinos tintos que, si bien representan un porcentaje muy pequeño de la producción (en torno al 2%), están entrando con fuerza.

Trabajando para cambiar la percepción

Las principales apuestas son romper tópicos, como la alta acidez los hace poco adecuados para acompañar una comida, que el vino debe ser de añada y que no se puede plantear una larga crianza o que son vinos con muy poca complejidad. En el acto de este miércoles, en el aula de La Patente, en el Paral·lel, de Barcelona, ​​los diez elaboradores que participaron pudieron explicarlo a prescriptores y profesionales de la restauración.

Una nueva apuesta: vinos ecológicos

Ésta es, precisamente, la nueva apuesta: la dificultad de trabajar en ecológico en un entorno en el que el clima favorece la aparición de enfermedades genera muchas dudas, pero, poco a poco, campesinos y elaboradores van incorporando medidas para reducir el uso de tratamientos y aditivos químicos.

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