Una relación de conveniencia
Los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía nunca estuvieron enamorados. Su relación fue siempre una alianza estratégica para conseguir sus objetivos. Según distintos cronistas especializados, su unión fue una farsa cara a la galería, destinada a mantener las apariencias ante el público. En realidad, sólo mantuvieron relaciones de cama hasta que concibieron a su hijo Felipe. Su único objetivo era tener un heredero para la corona. Tras alcanzar ese objetivo en el tercer intento, dejaron de tener intimidad.
Interferencias en las relaciones de su hijo
Pese a que su propia relación fuera un fracaso, Juan Carlos y Sofía no dejaron de condicionar la vida amorosa de su hijo Felipe. Intervinieron en diversas relaciones, como la que mantuvo con Eva Sannum. Según insinuaciones de Jaime Peñafiel, se especuló que la monarquía influyó para alejar a Eva de Felipe. Esta interferencia fue un ejemplo más de cómo su relación no era un modelo a seguir (https://www.softcatala.org/resum-de-textos-en-catala/).
La relación con la reina Letizia
Sintiéndose culpables por los errores cometidos en relaciones anteriores de su hijo, los reyes eméritos decidieron mantenerse al margen de su relación con Letizia. Aunque no veían con buenos ojos a la periodista asturiana por su origen plebeyo y por ser una mujer divorciada, permitieron que Felipe estableciese una relación con ella. No apoyaron económicamente la relación y creyeron que no duraría. Sin embargo, se sorprendieron cuando Felipe decidió comprometerse con Leticia. Esta decisión cogió por sorpresa a Juan Carlos, que se enteró mediante un comunicado de Zarzuela mientras estaba de cacería.
La reacción de Juan Carlos I y Sofía
Cuando Juan Carlos se enteró de la decisión de Felipe, entró en cólera y se dirigió rápidamente a Zarzuela. Allí, en presencia de Sofía, presionó a su hijo para que no llevara a cabo el compromiso. Sin embargo, Felipe se negó a dar marcha atrás. Esta situación provocó una escena tensa en la que la reina Sofía acabó llorando ante las amenazas de Felipe de renunciar al trono. Sin embargo, decidió apoyar a su hijo en esta decisión.
El desenlace
Tras este episodio, Juan Carlos I se marchó a Nueva York a cenar con Woody Allen mientras en España se celebraba el desfile de las fuerzas armadas. Esta actitud fue vista como una muestra de capricho e inmadurez. Pese a sus intentos de disuadir a Felipe, éste acabó comprometiéndose con Letizia y Juan Carlos no tuvo más remedio que aceptarlo.
