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Anglicismos y tecnología: una mirada a la influencia inglesa en la lengua catalana

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hi ha un tren a les vies prop d'un edifici i gent que camina per la vorera prop d'ell i un edifici amb un rellotge, Andries Stock, steampunk, una representació digital, moviment d'arts i manualitats

Introducción

¿Está cansado de encontrarse con anglicismos innecesarios? Yo también. Pero debe saber que el catalán ya incorporaba anglicismos en el siglo XIX y principios del siglo XX. Durante la segunda mitad del siglo XIX se extendió la tecnología del vapor, que supuso la mecanización de la industria textil y la aparición del tren. Esta tecnología fue inventada y desarrollada por los ingleses. Como en la Cataluña central, el Vallès y la zona de Alcoy se dedicaron a la producción textil, y como el tren se hizo presente en todas partes (la primera línea férrea de la península Ibérica fue en el Maresme, entre Barcelona y Mataró), muchos elementos técnicos de estos ámbitos arraigaron en la sociedad catalanohablante, y su denominación inglesa entró en la lengua catalana.

La influencia inglesa en la industria textil

Sólo mirando la nomenclatura de la maquinaria textil de entonces se puede ver esa influencia. De esa época son los artilugios llamados self-acting (que va solo) y spinning-jenny (con el verbo spin ‘voltar’), que en catalán se convirtieron, respectivamente, en la selfactina (en Alcoy solfatina) y la genua . También hay alguna palabra tomada del francés, como jacquard, que normativamente se escribe así pero que en Alcoy acabó siendo el telar de chacar.

Anglicismos en otros ámbitos

Los anglicismos del siglo XIX o principios del siglo XX también están presentes en otros ámbitos como la agricultura y el mundo ferroviario. Una enfermedad del viñedo se llama mildiu, que proviene del término inglés mildew, que significa ‘moho’. Además, en el Delta del Ebro, cuando cosechan un elemento del huerto, lo colocan en una caja que llaman baloncesto, del inglés basket ‘cesto’.

Curiosidades sobre los anglicismos

El mundo ferroviario ha dejado otros anglicismos, como los términos raíl y tren, que prueban del francés y que éste cogió del inglés. Además, en el Maresme, las quinielas (las maderas que se ponen bajo los raíles) se han llamado tradicionalmente felipes, que proviene del inglés sleeper ‘dormilón’. Este término fue adaptado por los capataces catalanes a selipa y la gente del Maresme acabó llamando felipa.

Conclusión

La influencia inglesa en la lengua catalana es innegable, especialmente en ámbitos como la industria textil, la agricultura y el mundo ferroviario. Aunque muchos de estos anglicismos se han adaptado al catalán, es interesante conocer el origen de estas palabras y cómo se han integrado en nuestra lengua. Así, podemos apreciar la riqueza y diversidad lingüística que caracteriza al catalán.

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