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Beth Taylor: Una Estrella Emergentes en el Mundo de la Música Clásica

by PREMIUM.CAT
una dona amb una cua de cavall i un vestit mirant cap al costat amb una llum que brilla sobre ella, Daphne Fedarb, imatge promocional, una escultura de marbre, neoclassicisme

Un Inicio Impresionante

El pasado lunes 26 de agosto, Beth Taylor se subió al escenario de la Canónica de Santa Maria, donde esperaba la magia de las primeras notas del pianista Hamish Brown. La joven artista abrió su actuación con una interpretación que nos hizo recordar la memorable presentación de Lise Davidsen en el mismo lugar, hace cuatro años. Con un talento que ya se hace evidente, Taylor ha captado la atención del público como una brillante promesa del panorama musical.

Una Voz Singular

Beth Taylor se presenta como mezzosoprano, pero su tesitura contralto la distingue en un mundo operístico en el que este registro es poco común. Nacida en Glasgow en 1993, su voz evoca a las grandes figuras del pasado como Kathleen Ferrier y Janet Baker, aunque estas dos eran inglesas. El legado vocal británico parece estar en perfecta sintonía con su estilo, y podemos incluir nombres como Clara Butt o Helen Watts en su inspiración.

Un Viaje Musical

El concierto empezó con ‘My Lagan Love’, una pieza popular irlandesa armonizada por Hamilton Harty. La potencia de la voz de Taylor se hizo evidente desde el principio, cuyo registro abarcaba desde los graves profundos hasta los agudos más delicados. Esta obra dio paso a las ‘Trois melodías de Verlaine’ de Debussy, donde su voz y el piano de Brown se fusionaron en una armonía perfecta.

Explorando Temáticas Marítimas

El repertorio continuó con tres lieder de Schubert, entre los que destacó ‘Gruppe aus dem Tartarus D. 583’, una poderosa descripción del infierno. La interpretación de Taylor fue tan profunda que parecía que su voz emergía de las profundidades del mundo musical, evocando imágenes de Erda de Wagner. Posteriormente, ofreció una versión refrescante de ‘La regata veneziana’ de Rossini, aportando un toque de picardía y sofisticación.

Nostalgia y Luz

Tras las obras más dramáticas, Taylor volvió a la nostalgia con ‘Poème d’un jour’ de Fauré. Su capacidad para irradiar luminosidad a través de su voz fue remarcable, cuya articulación cautivó al público. Esto se repitió con los lieder de Brahms, donde su interpretación resonó con una sinceridad emocional que tocó el alma.

Un Clímax Marítimo

Las ‘Sea Pictures’ de Elgar fueron la pieza central del concierto. Con una intensidad que acalló a la audiencia, Taylor nos transportó a un mundo donde su voz, robusta y poderosa, dominó con autoridad. Su interpretación de ‘Sea slumber song’ fue un momento de delicadeza, mientras que ‘The swimmer’ mostró la fuerza de una diosa del mar, con notas que parecían convocar tormentas.

Un Epílogo Nostálgico

Para cerrar el concierto, Taylor ofreció una propina que reanudó el tema del mar con ‘Sea wrack’, una obra de Hamilton Harty basada en un poema de Moira O’Neill. Esta elección resultó ser un magnífico epílogo en la obra de Elgar, dejando al público con una sensación de espíritu marino y nostalgia. La promesa de volver a ver a Beth Taylor en un futuro próximo es una expectativa que todos compartimos, sabiendo que talentos como el suyo son un regalo raro en el mundo de la música.

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