Una comunidad en desacuerdo
Sant Pere Sallavinera, un pequeño municipio en Anoia, está en el centro de un intenso debate sobre la posible reactivación de un aeródromo que ha sido abandonado durante años. Los residentes y el Ayuntamiento han expresado su oposición a un proyecto privado que proporciona un promedio de 30 vuelos diarios, así como la creación de un espacio social con barra y área de barbacoa. Los vecinos critican la falta de información y la transparencia del proceso.
Historias de un pasado turbulento
La historia del proyecto de extensión de aeródromo no es nueva. Jaume Torrades, uno de los vecinos que luchó contra una iniciativa similar a principios de la década de 2000, comenta que este plan parece un ‘déjà vu’ de un episodio anterior. En ese momento, el Generalitat había planeado un aeródromo de 16 hectáreas con una gran cantidad de operaciones diarias, que finalmente fue detenido por la Corte Suprema debido a la falta de una evaluación de impacto ambiental adecuada.
Un nuevo proyecto con viejos fantasmas
Los vecinos de Sant Pere Sallavinera temen que la reactivación del aeródromo nuevamente genere conflictos. Maria Caparrós, una residente preocupada, dice que la falta de información sobre el proyecto actual es alarmante y que deberían haber sido mejor informados sobre las implicaciones de esta iniciativa.
El alcalde y su posición
Maties Bosch, el alcalde del municipio, explicó que el Ayuntamiento se encuentra en una situación complicada. Aunque no están de acuerdo con el proyecto, no pueden negarse a procesarlo, ya que la compañía ha seguido los procedimientos legales establecidos. Bosch enfatizó que la decisión final es en el Departamento del Medio Ambiente y el Urbanismo del Generalitat.
Una reacción comunitaria
Ante esta situación, los vecinos han hecho acusaciones, incluida la Asociación para la Sostenibilidad Ambiental de Alta Segarra y Anoia, quienes han expresado sus preocupaciones sobre el impacto ambiental del aeródromo. La compañía Subados S.L., responsable del proyecto, ha declarado que las operaciones se limitarán a la aviación deportiva ligera y que se seguirán las regulaciones ambientales.
Los efectos acumulativos de los proyectos
Josep Maria Canela, presidenta de la Asaasa, ha demostrado que el proyecto Aeródromo se agrega a una serie de proyectos de energía renovable que ya están en marcha en el área. Esta proliferación de proyectos, según él, no se refleja en los estudios de impacto ambiental, y esto puede tener consecuencias perjudiciales tanto para la comunidad como para la vida silvestre local.
Una mirada al futuro
El debate sobre el aeródromo Sant Pere Sallavinera es un ejemplo de cómo las comunidades pequeñas pueden enfrentar grandes proyectos con implicaciones significativas. La reacción de los vecinos y las autoridades locales es un ejemplo del poder de la movilización ciudadana en la defensa del territorio, y los próximos pasos serán cruciales para determinar el futuro de esta conti por controvertida iniciativa.