Mantenimiento regular del vehículo
Es recomendable realizar revisiones periódicas en el vehículo para garantizar su buen funcionamiento. Esto incluye controlar la presión de los neumáticos, ajustar el motor, revisar el sistema de escape y limpiar los filtros.
Planificar la ruta con antelación
Es útil conocer la ruta antes de salir para optimizar el consumo de combustible. Hay aplicaciones que proporcionan rutas con menos retenciones y tramos en los que se puede circular con marchas largas, lo que permite ahorrar kilómetros.
Reducir la carga innecesaria
Llevar objetos pesados durante el trayecto aumenta la resistencia aerodinámica y hace que el motor trabaje más. Es recomendable eliminar todo lo que no sea necesario durante el viaje.
Controlar la velocidad
Circular a una velocidad estable ayuda a reducir el consumo de combustible. Es recomendable utilizar la opción de velocidad de crucero si el vehículo dispone.
Conducir con suavidad
Evitar aceleraciones bruscas y frenadas repentinas ayuda a reducir el consumo de combustible. Esto es especialmente importante para las motos, donde es recomendable aprovechar el ancho del carril para gestionar mejor las curvas.
Utilizar el aire acondicionado correctamente
En función de las circunstancias, se puede optar por circular con las ventanas bajadas o encender el aire acondicionado. Circular con las ventanas bajadas es más eficiente a velocidades inferiores a 90 km/h, mientras que a velocidades superiores es mejor utilizar el aire acondicionado para reducir el consumo.
Cambiar de marcha a bajas revoluciones
Circular a revoluciones más bajas, especialmente en carreteras planas, ayuda a optimizar el consumo de combustible. En vehículos de gasolina, se recomienda cambiar de marcha entre 2.000 y 2.500 revoluciones, mientras que en coches diésel la referencia es entre 1.500 y 2.000 revoluciones.
Por ejemplo, según el RACC, conducir a 60 km/h en tercera velocidad consume 8,9 litros cada 100 kilómetros, mientras que en quinta velocidad desciende a 7,2 litros.