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El Carlisme: Alma y Esencia

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un home amb una armadura sostenint una espasa i una bandera al fons amb núvols al cel, Edward Otho Cresap Ord, II, art de personatges de fantasia èpica, art conceptual, antípodes

Orígenes del Carlisme

Los términos ‘carlismo’ y ‘carlí’ emergieron entre los años 1823 y 1833, tras el final del Trienio Liberal y el establecimiento de la segunda restauración absolutista bajo el reinado de Fernando VII. Durante mi infancia, desconocía la palabra ‘carlina’, pero tenía presente la de ‘requeté’. Reconocía a los tradicionalistas por su bandera blanca marcada con la cruz roja de Borgoña, que siempre veía junto a la rojigualda con su águila y la bandera roja y negra con arcos y flechas, símbolos del franquismo. Con el paso del tiempo, aprendí que el término ‘requeté’ probablemente proviene de una onomatopeya asociada a las milicias conocidas como ‘tercios’.

La Lucha por el Trono

La muerte de Fernando VII en 1833 provocó que su hermano, el Infante Carlos María Isidro, reclamara el trono bajo el nombre de Carlos V, rechazando la ascensión de su sobrina Isabel al poder en España. Esta disputada transición marcó un hito importante en la historia del carlismo.

Análisis de Jordi Canal

El historiador Jordi Canal se ha destacado como un profundo conocedor del fenómeno carlista y un divulgador de su historia llena de vaivenes y rupturas. En su reciente obra ‘Dios, Patria, Rey’ (Sílex), examina la influencia de sus ideales en las guerras civiles españolas a lo largo de un siglo. Según Canal, este ideario mostraba un notable grado de inconcreción, lo que permitió la coexistencia de sectores sociales muy diversos y posturas variadas, que se unieron ante enemigos comunes, sin importar que su confrontación desembocara en una guerra civil, una de las formas más letales y destructivas de conflicto.

Las Guerras Civiles Carlistas

A lo largo del siglo XIX, el carlismo estuvo inmerso en una larga serie de guerras civiles. Hubo enfrentamientos significativos entre 1833 y 1840, así como entre 1846 y 1849, sobre todo en Cataluña, donde se pretendía coronar a Carlos VI, hijo de Carlos María Isidro. Finalmente, otra etapa de lucha tuvo lugar entre 1872 y 1876, con el pretendiente Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro. Sin embargo, ninguno de estos intentos de restauración tuvo éxito.

División de España

Durante estas confrontaciones, se configuraron dos España antagónicas, donde los carlistas lucharon por un conjunto de principios que buscaban la restauración social más que por un trono o una dinastía. Esta lucha se desarrolló en un clima de desesperación e ira, que destruyó la fundamental voluntad de concordia entre los españoles. La imposición del sistema de Restauración de Cánovas tampoco fue aceptada. La catástrofe de 1898, con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, obligó a una reconsideración de las relaciones entre España y sus antiguos territorios de la Monarquía Católica.

Aportes Literarios y Culturales

Jordi Canal también destaca por sus amplios conocimientos literarios, en particular sobre los célebres ‘Episodios Nacionales’ de Benito Pérez Galdós. Galdós, quien fue durante cuatro años diputado liberal por Guayama, retrató con gran mesura las corrientes carlistas.

El Sueño de Loredan

Un capítulo que resalta en ‘Dios, Patria, Rey’ es ‘El sueño de Loredan’. En 1882, Carlos VII, quien era considerado el legitimista, recibió un palacio en Venecia llamado Loredan de su madre. Desde allí, el carlismo buscó extenderse y orientarse hacia América. Esto dio origen a una villa en Argentina para carlistas, así como a otra llamada Villa Pío Décimo. En Hispanoamérica, se publicaron varias revistas con nombres como ‘La Regencia Española’, ‘El Tradicionalista’ o ‘La Bandera Blanca’. Un periódico destacado fue ‘El Legitimista Español’, editado en Buenos Aires, que publicó 174 números entre 1898 y 1912. Carlos VII incluso contaba con una calle en Argentina que en 1961 cambió a ser calle 152.

El Legado de Francisco de Paula Oller

Un papel esencial en estos proyectos fue el del jurista barcelonés Francisco de Paula Oller, quien fundó en Argentina, en 1915, la revista ‘España’, órgano de la Comunión Tradicionalista. Esta publicación tuvo que cerrar en 1929, y Oller lo hizo con unas palabras que reflejan su compromiso: “A Dios pongo por testigo que hemos trabajado por la Causa y la Persona durante más de medio siglo”.

La Influencia Cultural y Social

En 1939, gracias a la película ‘Lo que el viento se llevó’, basada en una obra de Margaret Mitchell, se popularizó la famosa frase de Scarlett O’Hara: “A Dios pongo por testigo que nunca volveré a pasar hambre”.

Visiones Conspirativas

Luis María de Llarder, líder del carlismo en Cataluña, plasmó en sus escritos delirantes conexiones entre el judaísmo y la masonería, afirmando que “la masonería es un brazo (…) ¿A qué cuerpo estará unido este brazo? Al judaísmo; del cual el satanismo es la cabeza que lo impulsa o inspira”. En otro de sus textos, sostenía que “la España liberal siempre ha favorecido a la masonería, como su hija que es, porque la ha ayudado en la gran obra de demolición del catolicismo en nuestra patria”.

Conclusión sobre el Carlismo

Jordi Canal ha realizado un verdadero análisis de la realidad del carlismo, acompañado por la música de Daniel Melingo en un concierto de 2015 en Buenos Aires, simbolizando la conexión entre el corazón y el cuerpo de esta compleja ideología. Su estudio nos ofrece una visión profunda de un movimiento que ha dejado una huella indeleble en la historia de España.

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