Preferencias Lingüísticas en las Islas Baleares
Según los datos revelados en un comunicado de la Consejería de Educación y Universidades, un 78,5% de las familias que residen en las Islas Baleares han escogido el catalán como lengua para la educación infantil, mientras que el castellano ha sido seleccionado por un 16% y un 5% no ha proporcionado información al respecto. Estas cifras son especialmente destacadas en Menorca, donde la preferencia por el catalán ha alcanzado casi un 90%.
Importancia de estos Resultados
Los datos obtenidos subrayan una vez más el fuerte apoyo que las familias de las Islas Baleares tienen hacia el modelo educativo que promueve la enseñanza en catalán. La Asamblea de Docentes ha destacado que este modelo ha demostrado ser efectivo a lo largo de varias décadas, en lo que se refiere a objetivos clave como la integración y la cohesión social, así como la igualdad de oportunidades para todos los estudiantes.
Crítica en el Plan Piloto de Segregación Lingüística
La poca aceptación que ha tenido el Plan Piloto de segregación lingüística en el sistema escolar, con sólo 11 centros que se han apuntado, conjuntamente con los resultados que indican la elección lingüística de los niños, demuestran que las prioridades de la Conselleria durante este primer año han sido totalmente inadecuadas. La Asamblea de Docentes insta a redirigir los esfuerzos en materia educativa hacia cuestiones prácticas y no ideológicas.
Contexto de la Libertad de Elección Lingüística
Aunque la Conselleria haya declarado que es la primera vez que las familias pueden ejercer la elección lingüística en la educación inicial, esta práctica ya había sido una preocupación previa de gobiernos anteriores, como Antonio Matas, que implementaron normativas similares . Entre 2011 y 2013, las familias mostraban ya una clara preferencia por el catalán en sus hijos, con porcentajes que superaban el 60%.
Restricción en la Elección Lingüística
La Asamblea de Docentes ha recordado que el derecho de elección lingüística sólo está reconocido por la educación infantil y que implica una atención personalizada de 6 a 16 horas semanales. Además, advirtieron de que los centros educativos no recibirán recursos adicionales para garantizar esta atención, lo que puede generar dificultades logísticas y organizativas, especialmente en los centros con necesidades de atención más elevadas.