El cine de culto: recuerdos de una época dorada

Un Viaje Nostálgico al Videoclub

Recuerdo con especial ternura las noches en las que volvía a casa después de largas jornadas laborales. Aquel momento mágico, cuando el reloj marcaba un cuarto de 11, me llevaba a tomar mi Vespino y dirigirme hacia el videoclub Anguesan. Situado en el bullicioso barrio de la carretera de Barcelona, ​​Anguesan era algo más que un simple negocio; era un refugio para los amantes del cine, un espacio en el que podías encontrar conversaciones apasionadas sobre películas recientes, como el ‘Brazil’ de Terry Gilliam, o debates sobre la conveniencia de Eusebio Sacristán en el Dream Team de Cruyff.

El Cine de Serie Z: Una Joya Inesperada

En la entrada de Anguesan, como en la mayoría de los videoclubes que visité, había una sección dedicada a lo que llamábamos cine de serie Z. Este género, que lleva a la serie B a un nuevo extremo, era una fuente inagotable de diversión. Las actuaciones de los actores, los guiones absurdos y los efectos especiales rudimentarios se combinaban para crear obras que, pese a su apariencia, podían sorprender con brillantes momentos. Ed Wood, reconocido por Tim Burton, se convirtió en un símbolo de ese cine que, con un presupuesto mínimo, conseguía producir películas que ahora son consideradas clásicas de la broma.

La Revolución del Terror: Un Género de Culto

El cine producido fuera de los grandes estudios de Hollywood abrió sus puertas a una nueva generación de cineastas que, sin los recursos necesarios, encontraron en el género de terror un refugio. Productoras como Troma, con sede en Nueva York, proliferaron, creando títulos que, con el tiempo, lograron un estatus de culto entre los aficionados más apasionados. Aunque hoy día el género sigue evolucionando, con influencias asiáticas e italianas, fue durante las décadas de los años ochenta y noventa cuando alcanzó su máxima popularidad, impulsado por el fenómeno del videoclub.

El fenómeno de ‘El ataque de los tomates asesinos’

Una de las películas que ejemplifican este fenómeno es ‘Attack of the Killer Tomatoes’, dirigida por John de Bello en 1978. Esta absurda comedia, centrada en tomates asesinos, marcó un hito en el subgénero de terror psicópata. Su famosa canción, que lleva el mismo nombre, merecería un puesto de honor en la historia de la música de películas, superando con creces otros logros más comerciales. Además, su éxito dio pie a varias secuelas, series e incluso videojuegos, consolidando su leyenda.

Reflexiones sobre el Pasado

Aquellos momentos en el videoclub Anguesan, rodeado de conversaciones sobre cine y descubrimientos inesperados, me recuerdan que el mundo del cine es un universo de creatividad y pasión, donde incluso las producciones más modestas pueden dejar una impronta duradera. El cine de serie Z, lejos de ser sólo un entretenimiento superficial, nos ofrece una ventana a la imaginación desbordante de sus creadores y la magia del cine independiente.

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