Un acto de valor en el tiempo de conflicto
El 14 de abril de 1935, en un evento que conmemora el cuarto aniversario de la Segunda República Española, se celebró una ceremonia significativa en la que el presidente Niceto Alcalá-Zamora otorgó al Creu Laureada de Sant Ferran a tres soldados españoles. Esta distinción, la más alta que se podría otorgar actos reconocidos de coraje extraordinario en el campo de batalla.
Galones Sense Sense de un héroe
Entre los homenajeados, dos estaban generales prominentes, Eduardo López de Ochoa y Batet Domingo, pero el tercero, Angel Sevillano Cousillas, era un simple capitán de Zapadores. Su heroísmo había tenido lugar una década antes en un escenario poco conocido: las rocas de Cudia Tahar, en Marruecos. A diferencia de sus compañeros, Sevillano había defendido su posición en un contexto africano extremo, donde su coraje fue probado hasta el último momento.
Orígenes de un líder
Nacido en San Fernando, Cádiz, el 14 de septiembre de 1897, Angel Sevillano creció en una familia con profundas raíces militares. Su padre, José Sevillano Muñoz, tenía un último año en la infantería de la Marina, y su madre, Emilia Cousillas, también pertenecía a una familia de tradición militar. Esta herencia marcó su infancia, impregnándola con valores e historias sobre deber y dedicación.
El camino a la gloria
A los 17 años, después de no entrar en la infantería de la Marina, Sevillano decidió Alistar como soldado voluntario. Después de un breve período, movió su atención al ejército de la Tierra, específicamente al Cuerpo de Ingenieros. Completó su educación en la Academia de Ingenieros de Guadalajara, un centro que exigió una rigurosa capacitación técnica, y obtuvo su título de teniente de ingenieros en 1921.
El Desastre d’Annual
El mismo año en que Sevillano fue nombrado teniente, España sufrió una de sus peores derrotas en Marruecos, conocido como el desastre anual. Mientras el ejército español estaba inmerso en el caos, Sevillano recibió una llamada urgente para unirse al Batallón Expedicionario de Zapador. Esta decisión nuevamente lo llevó al corazón del conflicto.
Cudia Tahar: La batalla de la resistencia
En septiembre de 1925, Sevillano se sumergió en una de las batallas más decisivas del conflicto: la defensa de Cudia Tahar. Frente a un ataque masivo de 4.000 rifles con solo 143 soldados a su disposición, la situación se convirtió en un verdadero infierno. Sevillano, herido por una granada, eligió quedarse en su lugar, llevando a sus hombres en condiciones extremadamente adversas.
Una final trágica
Después de días de asedio, la situación se volvió insostenible. Solo 34 de los 200 defensores sobrevivieron al ataque. Sevillano fue reconocido con la medalla militar individual y el Creu Laureada de Sant Ferran por su coraje. Sin embargo, su vida dio un giro trágico durante la Guerra Civil, cuando fue arrestado y ejecutado en uno de los episodios más oscuros de la historia española.
Reflexiones sobre la memoria histórica
El héroe de Cudia Tahar representa no solo la valentía de un soldado, sino también el olvido que a menudo rodea las historias de valor auténtico. Su vida nos invita a reflexionar sobre la importancia de recordar las lecciones del pasado y evitar la repetición de los errores que condujeron a la división y la tragedia. La historia puede no repetirse, pero sus enseñanzas siempre son válidas.
