Recordando a un ícono de la memoria histórica
El reciente fallecimiento de José Caperos ha dejado un vacío en La Rioja. Con 92 años, su vida estuvo marcada por la tragedia y la valentía, siendo un testigo vivo de los horrores de la guerra y la represión.
José, hijo de Miguel Caperos y Teresa Lumbreras, fue criado en el contexto turbulento de la guerra civil española. La pérdida de su padre, concejal de Casalarreina en 1936, lo sumió en una realidad desgarradora desde una edad temprana.
Un relato de resistencia y esperanza
La infancia de José estuvo marcada por la separación familiar y los bombardeos en Bilbao. Evacuado a Francia junto con otros niños y mujeres, su regreso a Casalarreina estuvo marcado por la dureza de la posguerra.
A través de sus propias palabras, José narró la lucha de su madre por sacar adelante a sus hijos, enfrentando el dolor y la incertidumbre con coraje. Su mensaje sobre la importancia de recordar el pasado resuena como un llamado a la acción.
La Barranca: Un símbolo de dolor y memoria
Para José, La Barranca representaba más que un lugar físico; era el epítome del sufrimiento y la pérdida. Las visitas anuales al lugar donde yacía su padre eran un recordatorio constante de la crueldad de la guerra.
A pesar del dolor, José reconocía la importancia de mantener viva la memoria histórica. Su madre, a quien describía como una heroína, le inculcó valores de valentía y resistencia, enseñándole a enfrentar el pasado con determinación.
Un legado de fortaleza y gratitud
La historia de José Caperos es un recordatorio de la fortaleza del espíritu humano frente a la adversidad. Su agradecimiento por conocer la verdad sobre la muerte de su padre resalta la importancia de la justicia y la memoria.
Hoy, La Rioja despide a uno de sus hijos más queridos, cuyo legado perdurará como un faro de esperanza y resistencia en tiempos de oscuridad.