Un viaje a través del tiempo
El Camí de Sant Jaume, una de las rutas de peregrinación más emblemática del mundo, ha experimentado una sorprendente revitalización en los últimos años. En el corazón de este Renacimiento se encuentra la figura inspiradora de Elies Valiñé, un sacerdote galleño que, con su visión y dedicación, marcó un antes y después en la historia de esta antigua ruta.
El nacimiento de una pasión
Nacido el 2 de febrero de 1929 en Lier, Lugo, Elies Valiñé tomó un camino académico que lo llevaría a estudiar el sacerdocio y la ley canónica. Su vida profesional comenzó en o Cebreiro, un pequeño núcleo montañoso que, sin saberlo, se convertiría en el foco de su misión: la restauración del Camí de Sant Jaume.
La búsqueda de la historia
Valiñé no era solo un hombre de fe; También fue un investigador apasionado. Su interés en el camino lo llevó a profundizar su historia y reconocer la importancia cultural y espiritual que tenía. En un momento en que la ruta estaba a punto de caer en el olvido, su determinación marcó la diferencia.
La innovación de señalización
Uno de los mayores legados de Elias Valiñé es, sin duda, la creación de la flecha amarilla. Con un simple frasco de pintura amarilla, comenzó a guiar a los peregrinos en la década de 1970, ofreciendo una solución práctica para aquellos que se perdieron en el camino. Esta decisión, que puede parecer pequeña, tuvo un impacto colosal en la forma en que se percibía la ruta.
Una elección estratégica
La selección de amarillo no fue accidental. Era un tono que se destacaba y ya se usaba en otras señales de tráfico, lo que facilitaba su adopción y reconocimiento. Con el tiempo, otras comunidades y voluntarios se unieron a su causa, consolidando la flecha amarilla como la señal distintiva del camino.
Reconocido en Europa
Los esfuerzos de Elias Valiñé no pasaron desapercibidos. En 1987, el Consejo de Europa declaró al Camí de Sant Jaume como el primer itinerario cultural europeo, un reconocimiento que promovió su popularidad y abrió sus puertas al turismo cultural y espiritual sin precedentes.
Un legado inolvidable
Elies Valiñé se transfirió en 1989, pero su influencia perdura. Su dedicación para recuperar este camino ha dejado una marca que continúa inspirando a miles de peregrinos cada año. Su legado es un recordatorio de cómo un solo individuo puede transformar la historia y la cultura de una región, manteniendo viva la llama de una antigua tradición.