El descubrimiento nocturno
Una noche, mientras dormía con la radio encendida, escuché el término ‘retención de líquidos’ y esto me llevó a reflexionar sobre la experiencia de mi madre con este problema. En mi niñez, asociaba la retención de líquidos con acumular bienes esenciales, como el aceite, debido a un incidente con una vecina. Esta situación me generaba temor, ya que pensaba que podrían llevarse a mi madre por retener líquidos de esta manera.
El relato materno
La voz que escuché en la radio, que se quejaba de retener líquidos, resultó ser la de mi madre, fallecida hace más de veinte años. Aunque este tipo de experiencias suelen desvanecerse al despertar por completo, en esta ocasión, su relato sobre la retención de líquidos continuó presente. Ella describía cómo sus tobillos y piernas se hinchaban debido a la saturación de líquidos en sus músculos, una comparación que, aunque efectiva, resultaba dolorosa.
La lucha constante
Mi madre enfrentó durante toda su vida problemas renales, hepáticos y de circulación, lo que contribuía a la retención de líquidos. Además, su gusto por la sal agravaba esta condición, ya que solía agregar sal a todo, incluso al azúcar, justificándolo como una forma de contrarrestar el exceso de dulzura.
La frontera entre sueño y vigilia
Desperté dudando si lo escuchado había sido un sueño o una experiencia real. La presencia de mi madre fallecida relatando sus dolencias en un programa de radio nocturno resultaba inusual, pero al mismo tiempo, las noticias matutinas tampoco parecían creíbles. La línea divisoria entre el sueño y la realidad se desdibujaba cada vez más.
La esponja empapada
Mientras me duchaba, observé la esponja empapada y reflexioné sobre su similitud con el músculo materno, recordando así la lucha constante de mi madre contra la retención de líquidos.