La selección española marca un precedente relevante
En su segunda jornada del grupo B de los Juegos Olímpicos de París 2024, la selección masculina de waterpolo de España ha obtenido una victoria destacada ante Hungría, un rival histórico que había marcado su reciente trayectoria. El resultado, 10-7, no es solo un triunfo, sino más bien una reivindicación, convirtiéndose en un hito significativo para el conjunto español.
Afrontando al antiguo rival
Hungría ha sido tradicionalmente considerada la bestia negra para España, con recuerdos traumáticos de las derrotas en las finales europeas de 2022 y los Juegos de Tokio 2020, así como la última victoria de los húngaros en el Mundial de Fukuoka el pasado año. Este encuentro ha supuesto una oportunidad para demostrar que el pasado no define el presente.
Unai Aguirre, el mur inexpugnable
El guardameta Unai Aguirre ha sido uno de los grandes artífices de este éxito. Con una serie de paradas impresionantes, logró frustrar los intentos de los atacantes húngaros. Solo un gol de Daniel Angyal, a pocos minutos del final del primer parcial, pudo resquebrajar su actuación. Su solidez fue un factor clave en la defensa de España.
Momentos clave del partido
El primer parcial empezó con un espectacular 2-0 gracias a disparos lejanos de Munárriz y Sanahuja. En los siguientes minutos, el equipo español se mantuvo por delante, con un gol de Marc Larumbe que estableció una ventaja mínima antes de ir al descanso. En la vuelta, los goles de Alberto Munárriz y ÁLvaro Granados elevaron el marcador a 7-4, pero Hungría no se rindió tan fácilmente y recortó distancias.
Consolidando la victoria
La recta final del partido fue de nervios, pero España mostró una remarcable contundencia. Con un parcial de 3-1, incluyendo un palmeo preciso de Miguel de Toro, finalizaban el choque con un 10-7, dejando atrás las frustraciones pasadas y marcando su permanencia en el torneo.
Un futuro lleno de promesas
Con esta victoria, España se asegura un sitio importante en el grupo y se acerca a su próximo desafío: un enfrentamiento contra Serbia, que tendrá lugar el 1 de agosto. Ésta será una nueva prueba de fuego para una selección que busca reafirmar sus aspiraciones de oro olímpico, con la ambición de escribir un nuevo capítulo en su historia.