Un sueño hasta la victoria
El jinete catalán Gil Carbonés ha alcanzado un hito histórico este abril, convirtiéndose en campeón mundial de Horseball con el equipo español durante la Copa Mundial celebrada en Argentina. «Fue un momento que recordaré para siempre», dice con entusiasmo. «Después de tantos intentos, finalmente logramos el título que queríamos tanto».
Un Jugador Excepcional
Carbonés, que ha sido reconocido como el mejor jugador del mundo en tres ocasiones, una vez más demostró su calidad en el campo. Con cuatro goles en la final, donde España derrotó al equipo rival de 7 a 6, y un total de 11 goles durante todo el torneo, su impacto fue decisivo. «Me sentí en plena forma durante toda la competencia y estoy orgulloso de mi rendimiento individual y del equipo».
Las raíces de una pasión
Originario de La Garriga, Carbonés ha forjado un profundo vínculo con la región de Osona debido a su amor por los caballos. «Comencé a montar a la edad de solo 4 años en la montaña de caballos CAN Trap de Cardedeu, inspirado por mi abuelo, que era agricultor y tenía algunos caballos», recuerda. «Era desde los 9 años cuando descubrí Horseball, y desde entonces he seguido evolucionando en este deporte».
La comunidad y el crecimiento
Carbonés recuerda con nostalgia los éxitos obtenidos de su club Cardedeu, donde él y sus amigos se convirtieron en uno de los equipos más exitosos de la historia. Con el deseo de experimentar nuevas experiencias, ha encontrado un nuevo hogar en Malla Horse Riding, que ha sido propiedad durante dos años. «Comencé a trabajar allí hace siete años, así como a jugar, y con el tiempo tomé más responsabilidades hasta que me confiaron la dirección».
Una visión del futuro
Desde su nueva posición, el objetivo de Carbonés es claro: «Quiero mejorar las instalaciones, cuidar los caballos y hacer crecer la escuela». A pesar del progreso, reconoce que «el mundo del caballo todavía tiene un gran potencial para explorar». Con un crecimiento notable, especialmente entre las niñas, los carbonés alientan a todos a sumergirse en esta emocionante disciplina, enfatizando que «la más gratificante es la conexión que establece con su caballo y la responsabilidad que esto implica».