Historia de la Nueva Catedral en Lleida

La Fundación de la Seu Vella

Un día como hoy, hace más de ocho siglos, se realizaba la colocación de la primera piedra de lo que hoy conocemos como la Seu Vella de Lleida. Antes de este acontecimiento, el sitio había sido objeto de diversas transformaciones, incluyendo la demolición de estructuras previas y la limpieza del terreno que albergaba la antigua basílica paleocristiana, que data de los siglos IV al VIII. Esta área también había sido utilizada por una mezquita musulmana entre los siglos VIII y XII. La ceremonia estuvo marcada por la presencia del rey Pedro I de Barcelona y II de Aragón, del conde Ermengol VII de Urgell, el obispo Gombau de Camporrells, así como del arquitecto Pere de Coma.

La Sede de Sant Llorenç

Después de la reconquista de la ciudad en 1149, se erigió el templo de Sant Llorenç, que ocupó el rol de catedral durante más de un siglo, hasta 1278. No obstante, el notable crecimiento de la población llevó a los líderes tanto civiles como eclesiásticos a optar por la construcción de un templo más imponente. Esta nueva catedral adoptaría un estilo románico, con una planta y alzados organizados en ‘ad quadrantum’, un diseño que reflejaba las influencias benedictinas de la región de Normandía. Con una duración de 75 años, fue el obispo Guillem de Montcada quien consagró el nuevo edificio el 31 de octubre de 1278, en presencia del rey Pedro II, descendiente del rey que había colocado la primera piedra.

Un Momento Clave en la Historia de Catalunya

Santa Maria l’Antiga se convirtió en el escenario de un episodio fundamental en la historia catalana. El 15 de agosto de 1214, Jaime I, un niño de tan solo seis años, quien había sufrido la pérdida de sus padres, entraba en el templo tomado de la mano de Espárago de la Barca, su tutor y pariente. El pequeño se dirigía hacia el altar para recibir la corona. Las circunstancias excepcionales en las que se encontraban, tras la trágica muerte de su padre y de muchos nobles en la batalla de Muret, hicieron posible la celebración de la única coronación conjunta de los estamentos catalanes y aragoneses en la historia de Catalunya.

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