La pregunta que resuena en Europa
La famosa frase de Henry Kissinger, «¿A quién debería llamar si quiero hablar con Europa?», Refleja la fragmentación de la influencia europea en el escenario global. Más de cuarenta años después, el asunto continúa encontrando una respuesta, revelando la debilidad de una Europa que lucha por hacer oír su voz.
Cumbre en París: un esfuerzo sin esfuerzo
El 17 de febrero, París organizó una reunión de líderes europeos con el objetivo de forjar una posición unificada ante la administración de Donald Trump y el conflicto en Ucrania. Francia, Alemania, Italia, España, Polonia, Reino Unido, la Comisión Europea y la OTAN se reunieron en un intento por consolidar una respuesta coordinada, pero las divergencias surgieron rápidamente.
Diferencias en la estrategia militar
Justo después de que el primer ministro británico, Keir Starmer, sugirió la posibilidad de una fuerza de paz europea, varios estados expresaron su renuencia. Francia había propuesto una «comodidad de comodidad», pero los aliados como Alemania y Polonia describieron la idea de prematura e imprudente, enfatizando la falta de consenso.
Un papel secundario en el conflicto de Ucrania
Desde el comienzo de la invasión rusa, Europa se ha limitado al papel de las armas y el proveedor de apoyo financiero, mientras que Estados Unidos ha ejercido un liderazgo político indiscutible. Esta dinámica ha dejado a Europa en una posición de inferioridad, sin que Bruselas proponga un plan de paz coherente después de tres años de conflicto.
El dilema de la financiación militar
A medida que avanza el debate sobre el aumento del gasto militar, la falta de acuerdo entre los Estados miembros se hace evidente. El primer ministro polaco, Donald Tusk, buscó reducir las tensiones, pero la negativa de Alemania a aceptar la transmisión de deuda compartida para la defensa ilustra las fracturas internas que obstaculizan un enfoque unificado.
Un futur incert per a la defensa europea
La propuesta de la Comisión Europea de relajar las reglas de déficit para permitir una mayor inversión en defensa podría ser un primer paso en una reacción más activa en algunos países, como España. Sin embargo, la cumbre de París ha demostrado la incapacidad de Europa para articular una política exterior coherente y una defensa común.
La cacofonía en la política exterior europea no solo revela la falta de consenso, sino también la incapacidad de formular iniciativas significativas. Por lo tanto, Europa está atrapada en un papel secundario, siguiendo las instrucciones de otros poderes, incluido Emmanuel Macron, sin poder definir su curso en el mundo de hoy.