La búsqueda de sabores nuevos
Para muchos, la diversidad es un aspecto fundamental de la vida, especialmente en lo que a alimentación se refiere. La curiosidad por experimentar diferentes restaurantes y recetas es común, buscando ese sabor que pueda sorprender y deleitar nuestros paladares. Sin embargo, la idea de consumir lo mismo día tras día puede no ser la opción más seductora. Aun así, hay personas que defienden esta práctica. Un claro ejemplo es Emma Morano, quien se destacó en su momento como la persona más longeva del mundo y quien afirmaba que su rutina alimentaria, que mantenía desde la Primera Guerra Mundial, le había funcionado excepcionalmente bien.
El secreto de una vida prolongada
Actualmente, Maria Branyas, originaria de Cataluña, es reconocida como la persona más vieja del planeta. Sin embargo, hace unos años, Emma Morano ostentaba este título, llegando a vivir hasta los 117 años. La historia de vida de Morano es fascinante, de hecho, nació el 29 de noviembre de 1899 en el pueblo de Civiasco, Italia, y falleció en abril de 2017. En sus últimos años, compartió con diversos medios de comunicación, como la BBC, su peculiar dieta que, podemos suponer, no dejaría indiferente a muchos.
Una dieta peculiar
Según sus propias palabras, Morano afirmó haber consumido a diario durante 90 años, tres huevos, de los cuales dos eran crudos. Este hábito alimenticio comenzó tras su diagnóstico de anemia, que recibió poco después del conflicto mundial. Su médico, Carlo Bava, comentó en 2016 que su alimentación era sorprendentemente monótona, repitiendo lo mismo cada día, semana y mes. Por lo general, su dieta incluía escasas frutas y verduras. De acuerdo a lo que expresó en entrevistas con la agencia de noticias AFP, sus comidas se completaban con una tortilla al mediodía y pollo para la cena. Con el paso del tiempo, Morano decidió incluir galletas en su dieta, hasta que sus problemas dentales hicieron que fuera imposible continuar ingiriendo alimentos sólidos.
El impacto de la genética
Mientras que diversas investigaciones han ofrecido distintas perspectivas sobre la influencia de los huevos en la longevidad, desde la reducción hasta el incremento de la mortalidad, lo que sí es cierto es que la genética juega un papel crucial en la esperanza de vida. Emma Morano tenía una familia con un historial notable en longevidades. Uno de sus siete hermanos falleció justo antes de cumplir 100 años, mientras que otro alcanzó los 102. Según Valter Longo, director del Longevity Institute de la Universidad del Sur de California, el potencial para alcanzar los 110 años es heredable; esto significa que si hay varias personas en tu familia que han vivido hasta edades avanzadas, tus posibilidades incrementan significativamente.
Reflexiones sobre la longevidad
Más allá de su dieta peculiar, Emma Morano creía firmemente que su longevidad era resultado de las elecciones que había hecho a lo largo de su vida. Así, su historia nos invita a reflexionar sobre cómo la alimentación, la genética y el estilo de vida pueden influir en nuestra propia vida. Aunque no todos podemos seguir a raja tabla su dieta diaria, es indudable que entender lo quefuncionaba en el caso de Morano puede abrir la mente sobre las múltiples posibilidades que la vida y la alimentación nos ofrecen.