El Contexto de la Conquista de Nimes
En el año 754, las fuerzas de los reyes carolingios Pipino el Breve y Berta la del Pie Grande, padres y predecesores de Carlomagno, tomaron la ciudad de Nimes, incorporándola al reino de los francos. Esta conquista marcó un hito en la historia, pero ¿por qué fue tan significativa?
El Papel de la Narbonense y la Disidencia Visigoda
Antes de la llegada de los visigodos en el año 410, el territorio entre el Ródano y los Pirineos formaba parte de la provincia romana Narbonense. Tras la consolidación de las monarquías germánicas en el antiguo Imperio romano de Occidente, la Narbonense se convirtió en el único territorio continental de la monarquía visigótica. Este hecho fue crucial, ya que la Narbonense se convirtió en el punto de contacto y de intercambio cultural y comercial entre la monarquía visigótica y otras monarquías germánicas de Europa occidental.
La Resistencia y el Exilio
Tras la derrota de Rodrigo y la nobleza toledana en 711, las oligarquías de la Tarraconense y la Narbonense eligieron a un nuevo rey visigodo, Ardón. Contrario a la creencia popular, Pelayo no fue el pionero de la resistencia a la invasión árabe. Ardón y su gente ya habían combatido y detenido a los árabes en los Pirineos orientales. La resistencia de Ardón provocó un fenómeno notable: el exilio de las oligarquías del territorio hacia el reino de los francos entre 717 y 754.
El Fracaso y Abandono del Proyecto Marca Hispánica
El proyecto carolingio Marca Hispánica buscaba ocupar el territorio entre los Pirineos y el Ebro, pero tras la masacre de Roncesvalles en 778, Carlomagno y sus sucesores abandonaron este proyecto. En cambio, se concentraron en la expansión y consolidación de la marca de Gotia, que se convirtió en el distrito más meridional del Imperio carolingio.
El Legado de la Marca de Gotia
A pesar de que el proyecto Marca Hispánica no se materializó, la marca de Gotia fue un capítulo significativo en la historia de los francos. Su importancia radica en su originalidad en el contexto peninsular, el mestizaje con la población de acogida y, sobre todo, en el retorno de las oligarquías exiliadas, que combatieron al lado de las tropas carolingias a partir del 754.
