Una jornada de celebración y renovación
El pasado domingo 8 de diciembre, la catedral de Notre-Dame vivió un evento extraordinario con su primera misa tras el incendio devastador del 2019. Más de 2.500 personas se congregaron en este emblema de París, un momento que simboliza la resiliencia y la fe.
Presencia notable de autoridades y obispos
La ceremonia fue encabezada por el arzobispo Laurent Ulrich, con la participación de más de 150 obispos de Francia. Entre los asistentes, destacaban figuras prominentes como el presidente Emmanuel Macron, que había estado presente el día anterior en la ceremonia de reapertura, que contó con la presencia de otros líderes mundiales como Donald Trump y Volodymyr Zelenski.
Consagración del nuevo altar y reliquias sagradas
Uno de los momentos más significativos de la misa fue la consagración de un nuevo altar de bronce, elemento central de la catedral restaurada. En este altar se colocaron las reliquias de cinco figuras importantes de la Iglesia parisina, incluyendo a santa María Eugenia Milleret y san Carlos de Foucauld, entre otras. La ceremonia incluyó una oración especial y la unta de la cruz central, representando los clavos de Cristo.
Acceso del público a la catedral
Por la tarde, la catedral abrió sus puertas para la misa vespertina, permitiendo que los feligreses que habían logrado entradas previamente pudieran participar en esta celebración histórica. Ésta fue la primera vez que el público pudo entrar en la catedral para participar. en una eucaristía después del incendio, marcando un nuevo capítulo en la historia de Notre-Dame.
Una semana de fiestas y reflexión
Ulrich anunció que la celebración no se va a limitar a un solo día. En los próximos ocho días, la catedral albergará una serie de servicios religiosos temáticos, una ‘octava de celebraciones’ que culminará el 15 de diciembre. Estas festividades se contemplan como una oportunidad para profundizar en la comunidad y la fe, reforzando los lazos entre los ciudadanos y su catedral.
Un futur prometedor per a Notre-Dame
Con la apertura oficial de la catedral, se espera que más de 15 millones de visitantes puedan entrar cada año para admirar ese monumento restaurado. La reapertura de Notre-Dame no sólo representa un triunfo arquitectónico, sino también un renovado compromiso con la comunidad y la cultura parisina.