Una Villa Leonesa en Transformación
La Robla, una villa leonesa con una población de aproximadamente 3.600 habitantes, se encuentra en un momento de cambio y renovación. Antiguamente, esta localidad llegó a tener cerca de 6.000 habitantes en los años 80. Sin embargo, con el cierre de la central térmica y las minas de carbón de Hullera Vasco Leonesa, la villa ha tenido que buscar nuevas alternativas para su futuro.
Apuesta por las Energías Renovables
La Robla ha decidido apostar por las energías renovables como una forma de impulsar su desarrollo. Con el proyecto Robla Green, los habitantes de La Robla continúan su tradición de producción de energía, pero ahora de manera sostenible. Utilizando paneles fotovoltaicos y la quema de biomasa, la villa generará energía en forma de hidrógeno. Este proyecto busca superar los desafíos que han afectado a la comarca, donde solo queda una gran empresa, la fábrica de cementos de Corporación Masaveu.
Naturgy y la Generación de Energía Fotovoltaica
En primavera, la comarca recibió una buena noticia con la autorización del Ministerio de Transición Ecológica para la construcción de dos plantas fotovoltaicas en el entorno de la antigua central de carbón de La Robla. Estas plantas, llamadas ‘La Pradera’ y ‘Los Corrales’, tendrán una capacidad instalada de 195 MW y 225 MW respectivamente. Se estima que generarán alrededor de 700 GWh al año, equivalente al consumo eléctrico de más de 210.000 hogares. Parte de esta producción se destinará al proyecto Robla Green, que incluye una planta de biomasa llamada Roblum y una fábrica de metanol verde llamada La Robla Nueva Energía.
Inversión y Generación de Empleo
La ejecución de este proyecto requerirá una inversión de 440 millones de euros. De esta cantidad, 175 millones se destinarán a la construcción de la planta de biomasa y 264 millones a la planta de e-metanol. Se espera que las obras comiencen en 2024 y empleen a unos 450 operarios. Una vez que las instalaciones estén en funcionamiento, se crearán 100 empleos directos y otros 90 empleos asociados a la producción de biomasa. Aunque estos números son menores en comparación con los empleos generados por la industria minera en el pasado, representan una oportunidad para la cuenca de Ciñera-Matallana y sus dos principales poblaciones, La Robla y La Pola de Gordón, de escapar de un destino similar al de otras localidades mineras.