La creciente preocupación por la salud mental de los jóvenes
Desde el inicio de la pandemia, el bienestar emocional de los niños y adolescentes ha sido un tema de intenso debate. Educadores de la Fundación Pere Tarrés han observado un constante deterioro en la salud mental de los niños atendidos en sus centros, una situación que no ha estado acompañada por un aumento adecuado de los recursos necesarios para hacer frente a esta realidad.
Un estudio que revela la magnitud del problema
Un reciente informe de la Fundación analiza la situación de los jóvenes en riesgo revelando que un 14,1% de los niños atendidos presentan diagnósticos de trastornos mentales o de aprendizaje. Esta cifra es alarmante, puesto que se duplica en comparación con la tasa de estos trastornos en niños de familias con menos recursos en Cataluña, que es del 7,9%.
Tipo de trastornos identificados
Los trastornos de aprendizaje, como el Trastorno del Espectro Autista y el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, son los más comunes, junto con problemas de salud mental que incluyen trastornos de ansiedad y alimenticios. Además, los educadores sugieren que la realidad podría ser incluso más preocupante, puesto que muchos casos podrían estar infradiagnosticados.
El papel del estigma y el acceso a servicios
El estigma asociado a enfermedades mentales y la dificultad de acceso a los servicios de salud son factores que contribuyen a la infradiagnosticación, según los profesionales de los centros. Se considera que hasta un 15% de niños y niñas no diagnosticados podrían tener características compatibles con trastornos mentales, necesitando evaluaciones profesionales.
Riesgo y vulnerabilidad: una combinación peligrosa
El estudio destaca también la relación entre las dificultades académicas y los trastornos mentales. Aproximadamente el 60% de los niños diagnosticados tienen entre 3 y 11 años, con una notable incidencia de ansiedad y soledad entre los más pequeños. La interacción entre la vulnerabilidad socioeconómica y la salud mental se convierte en un círculo vicioso que afecta al desarrollo de los niños.
Factores desencadenantes
Aspectos como la pobreza, la inseguridad alimentaria, la violencia doméstica y la desestructuración familiar son componentes que amplifican el riesgo de desarrollar problemas mentales, creando una urgente necesidad de intervención.
Propuestas para la solución
Para hacer frente a esta crisis, el informe recomienda incrementar la formación de los profesionales e incorporar psicólogos a los centros socioeducativos. Asimismo, se proponen programas de sensibilización para combatir el estigma asociado a la salud mental, así como una atención prioritaria a la infancia más vulnerable.
Iniciativas para mejorar la situación
Con el objetivo de hacer frente a esta alarmante situación, la Fundación ha lanzado la campaña ‘Actúa por la salud mental’, que busca recaudar fondos para proporcionar recursos y herramientas para una detección y tratamiento más rápido de los trastornos mentales en niños. Más información disponible en su página web.