Una Vida Privilegiada y enigmática
Borja Alejandro Thyssen-Bornemisza Cervera, un hombre que ha alcanzado la edad de 44 años, proviene de un linaje lleno de complicaciones. Hijo de Tita Thyssen y del publicista Manolo Segura, su existencia ha estado marcada por la falta de reconocimiento paternal en sus inicios. Sin embargo, su madre, al unirse con el barón Thyssen como madre soltera, hizo que este se convirtiera en su figura paterna a través de la adopción.
Un Heredero de una Gran Fortuna
A pesar de su carácter introvertido y su apariencia marcada por tatuajes, Borja se transformó en el heredero de una de las colecciones de arte más significativas de Europa. Tras el fallecimiento del barón, la herencia se distribuyó entre sus descendientes y su esposa, Carmen Cervera, conocida como Tita. Hoy en día, Tita se centra en preparar a su hija Carmen para que continúe con el legado familiar, asegurando así el futuro de su familia.
Un Acuerdo Familiar y un Secreto
Borja, que disfruta de una vida estable junto a su esposa Blanca Cuesta y sus cinco hijos, ha acordado con su madre mantener en secreto la identidad del padre biológico de sus hermanas, Carmen y Sabina. Estas hermanas nacieron hace 18 años por medio de un vientre de alquiler en Los Ángeles, utilizando el esperma de un donante que, según muchas teorías, podría ser el propio Borja, asegurando así que las niñas compartieran su ADN y el apellido Thyssen.
Un Cumpleaños Solitario
Al celebrar sus 44 años en Ibiza, Borja lo hizo sin la compañía de su madre ni de sus hermanas. Este cumpleaños marca otro momento en su vida donde los lazos familiares parecen más distanciados que nunca. A pesar de las publicaciones exclusivas que frecuentemente muestran a la familia Thyssen, la vaga posibilidad de capturar una foto que incluya a Borja, Carmen y Sabina juntas se presenta como una misión casi imposible.
La Probabilidad de Reuniones Futuras
Los años pasan, y las oportunidades de juntarse como familia aún están por llegar. Eventos significativos como las bodas de las hermanas o incluso un futuro funeral para Tita, que está lejos de suceder, podrían ofrecer nuevas ocasiones para la fotografía anhelada por los seguidores de la familia Thyssen. Sin embargo, una cosa es clara: los asuntos familiares de este linaje aristocrático se manejan de manera muy privada.