Un verano de descanso entre crisis
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido pasar sus vacaciones estivales en La Mareta, un palacio situado en Lanzarote, después de haber resuelto la situación del presidente de la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa. Pese a su descanso, su ausencia en la gestión de la crisis migratoria que afecta a Canarias ha generado desconcierto.
Llegada discreta y alta seguridad
Sánchez aterrizó en el aeródromo militar de Lanzarote a las 13.08 horas, siendo trasladado en una furgoneta con cristales tintados hacia el municipio de Teguise. La presencia de la Guardia Civil en torno al palacio era evidente, con agentes preparados para asegurar su estancia, que fue precedida por la modernización de las instalaciones.
Una elección controvertida
Ésta es la séptima vez que Sánchez elige La Mareta para hacer una escapada estival, marcando el quinto verano consecutivo en la isla. Sin embargo, mientras Canarias afrontan una crisis migratoria que empezó a intensificarse a mediados de 2020, su ausencia en el seguimiento de la situación ha generado críticas por la falta de compromiso con la realidad de los migrantes que llegan a las islas .
Silencio institucional y reuniones
Fuentes oficiales no aclararon la duración de su estancia ni si habrá actos públicos durante sus vacaciones. Históricamente, Sánchez mantuvo reuniones con presidentes autonómicos de su mismo partido, y en este caso, la falta de encuentros con Fernando Clavijo, presidente de Coalición Canaria, destaca como una contradicción en su compromiso con las islas.
La crisis de los migrantes: un tema olvidado
Con más de 5.500 niños y adolescentes migrantes en Canarias, la indiferencia del presidente español hacia la situación de estos jóvenes ha sido notable. Su decisión de no visitar centros de acogida o reconocer la labor de los profesionales que trabajan en estas condiciones ha sido vista como una falta de empatía y responsabilidad política.
Reflexiones sobre el verano y el futuro
Las vacaciones de Sánchez en Lanzarote son un recordatorio de las prioridades del Gobierno, que parece distanciarse de las realidades que afectan al territorio español. La percepción pública sobre su compromiso con las cuestiones canarias puede influir en su imagen política y su capacidad de gestionar futuras crisis.