Un regreso marcado por la incertidumbre
Carles Puigdemont, presidente en el exilio y jefe de Junts per Catalunya, ha comunicado recientemente su decisión de volver a Catalunya. En un mensaje difundido a través de las redes sociales, expresó su deseo de participar en el debate de investidura del nuevo presidente de la Generalitat, programado para las 10 de la mañana del jueves.
La necesidad de su presencia
Puigdemont subrayó que su asistencia al Parlament no debería ser algo excepcional. Sin embargo, advirtió sobre la posibilidad de ser detenido de forma ‘arbitraria’, resaltando la gravedad de la situación política actual y lo que considera una ‘anomalía democrática’.
Un contexto de represión política
El líder exiliado recordó que él y el conseller Lluís Puig son ejemplos de la represión que han sufrido por su implicación en el referendo del 1 de Octubre. Criticó la negativa del Tribunal Supremo a aplicar la Ley de Amnistía, que considera esencial para la normalización política.
Una respuesta colectiva
Poco después del anuncio de Puigdemont, varias organizaciones independentistas, como la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, convocaron un acto de recibimiento al presidente en el exilio. Este evento está programado para las 8 de la mañana en el Paseo de Lluís Companys, cerca del Parlament, con la intención de demostrar un apoyo masivo.
Un mensaje de unidad
Según fuentes de Junts per Catalunya, Puigdemont tiene previsto dirigirse a los asistentes durante el acto y, posteriormente, se desplazará hacia el Parque de la Ciutadella, donde se llevará a cabo la sesión de investidura. La organización ha dejado claro que no es su intención buscar un enfrentamiento con las autoridades.
Mirando hacia el futuro
Puigdemont ha expresado su creencia de que para conseguir una ‘normalidad democrática’ es fundamental enfrentar la actual represión política. En su discurso, llamó a no permanecer en silencio ante las acciones del Tribunal Supremo y manifestó que la situación futura del gobierno catalán, con Salvador Illa a la cabeza, podría no ser mejor.
Un momento decisivo para Cataluña
Su regreso representa no sólo un acto simbólico, sino también una oportunidad para iniciar un nuevo capítulo en la política catalana, uno que requiere un debate abierto sobre el futuro del país y su democracia.