Una Vida Dedicada a la Gastronomia
Este sábado, Barcelona le dijo a Farewell a Montse Guillén, una figura clave en la difusión de la cocina catalana, que nos dejó a la edad de 79 años. Su pasión por la gastronomía la llevó a abrir el restaurante internacional de Los Ángeles en Nueva York en 1984, un espacio que se convirtió en un lecho de la cocina de tapas catalanas en la ciudad.
Un impacto duradero en Nueva York
Aunque el internacional solo operó durante dos años, su influencia fue significativa. Junto con su compañero, el artista Antoni Miralda, Guillén, presentó platos emblemáticos como pan con tomate y Porró, atrayendo artistas de renombre como Jean-Michel Basquiat y Andy Warhol, quienes hicieron del restaurante un lugar de reunión esencial.
Una Pionera en la Gastronomia
Núria Garcés, una prominente gastronomista, ha expresado su pesar por la pérdida de Guillén, a quien considera a un pionero en la cocina moderna. Garcés enfatiza que Montse desafió las reglas de género en un mundo dominados por el mundo, y su visión innovadora transformó la forma en que se percibió la cocina.
Innovaciones que cambiaron la cocina de Barcelona
En Barcelona, su influencia se hizo clara en el restaurante La Venta, ubicado en Tibidabo, donde abrió la cocina al público, un concepto revolucionario por el momento. También fundó su propio restaurante MG Montse Guillén en Sarrià – Sant Gervasi, donde introdujo detalles que actualmente son comunes, como servir huevos de codorniz para bocadillos antes de los platos principales.
Una visión global de cocinar
Guillén no se limitó a Barcelona. Expandió su visión culinaria a Miami con restaurantes como Bigfish y Barcelona, así como en Japón con Barna Crossing, donde compartió su pasión por la comida con una audiencia internacional. Cada uno de estos espacios reflejó su alma creativa, aunque su carrera fue breve en muchos casos.
Un legado que dura
Su última iniciativa, The FoodCultura Foundation, creada en la década de 2000, continúa explorando las dimensiones de la gastronomía. Montse Guillén no solo era un cocinero, sino también un artista que transformó la percepción de la cocina catalana, dejando un legado inconmensurable que continuará inspirando a las generaciones futuras.