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Un homenaje familiar en forma de vino de montaña en la Cerdanya

by PREMIUM.CAT
una ampolla de vi asseguda damunt d'una roca en un camp de plantes verdes i muntanyes al fons, Cézanne, mapeig de to, una foto d'estoc, sintetisme

Recordando a la Abuela María: un legado vitivinícola

En un rincón pintoresco de la Cerdanya, un grupo de familiares ha decidido rendir tributo a su abuela materna, Maria Martí, mediante la creación de una bodega que elabora vino de montaña. María, una joven pastora de cabras de Queralbs, construyó una vida llena en Planoles, donde su familia ha arraigado profundamente.

Un vino con personalidad: la variedad de la uva

El vino, que lleva el nombre de Maria Martí, combina las variedades riesling y garnacha blanca, cultivadas a una altitud de 1.200 metros. Esta combinación única le confiere un carácter distintivo, con un color amarillo pálido y aromas florales que recuerdan a frutas blancas y cítricos.

Una tradición familiar renovada

Cal Tià, la finca familiar, ha sido el punto de encuentro para limpios y bisnietos a lo largo de los años. Joan Miquel Jaume, uno de los cofundadores de la bodega, destaca que este proyecto no sólo busca producir vino, sino también honrar el silencioso esfuerzo de personas como su abuela, que han trabajado para conservar el territorio.

El reto de la viña en la montaña

En 2018, la familia inició este ambicioso proyecto con el objetivo de crear un vino de calidad. Decidieron plantar 2.300 cepas de riesling y garnacha blanca, pese a ser una decisión arriesgada por las condiciones climáticas de la zona. Joan Miquel explica que la garnacha, una variedad autóctona, ofrece una viabilidad a largo plazo en el proyecto.

Adaptación al cambio climático

Con el cambio climático como telón de fondo, la familia reconoce los desafíos que pueden surgir. Plantar viñedo en la montaña implica afrontar condiciones meteorológicas extremas, pero también proporciona un ambiente más favorable para el crecimiento de las cepas.

Una cosecha prometedora

La primera cosecha fue recogida manualmente el 15 de octubre del pasado año, con una producción notable de 1.710 kilos de garnacha blanca y más de 680 de riesling. Joan Miquel celebra la calidad de la uva, que se benefició de un verano caluroso, resultando en un vino con gran intensidad de sabores.

El vino que acompaña momentos especiales

Con 1.480 botellas producidas, el vino Maria Martí se presenta como una opción fresca y elegante, ideal para maridar con carnes blancas, quesos o sushi. La familia cree que cada ocasión es válida para gozar de este vino, que evoluciona favorablemente con el tiempo.

El futuro de la bodega: crecimiento y nuevas variedades

La familia se muestra optimista con respecto al futuro de su proyecto. A pesar de ser conscientes de que es necesario avanzar con prudencia, tienen varias ideas para ampliar su producción, incluyendo la posible introducción de nuevas variedades de uva.

Un vino que seguirá evolucionando

Con un enfoque en la sostenibilidad y la calidad, la bodega Maria Martí se posiciona como un nuevo referente del vino de montaña, con la esperanza de consolidarse en el mercado y de expandir sus viñedos en el futuro.

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