Revelaciones de una infiltración en la capital de Segrià
Hoy, Lleida está en el epicentro de una controversia que revela la presencia de un agente encubierto que ha operado durante dos años dentro del activismo político y social. Este individuo, que adoptó la identidad ficticia de Joan Llobet García, se sumergió en las movilizaciones contra la sentencia del proceso y las protestas en apoyo del rapero Pablo Hasél, incluido su arresto.
Un agente entre nosotros: su estrategia de infiltración
Según fuentes de ‘La Directa’, este agente fue entrenado en la Escuela de Policía de Avila y comenzó su operación en Lleida en septiembre de 2019. Su estrategia incluía integración en espacios como la Cooperativa de La Baula Ateneo, donde comenzó a investigar los movimientos planeados para el día. Para aumentar su credibilidad, alquiló un piso y se inscribió en un curso de educación y control ambiental.
La vida diaria de un infilterado
Para apoyar su narrativa, se convirtió en miembro de un gimnasio local y estableció vínculos con otros activistas. Un compañero de clase ha sido testigo de que fue testigo de actos de violencia contra la policía, diciendo que el infiltrado había participado activamente en enfrentamientos con fuerzas de seguridad.
El impacto de la infiltración en el movimiento social
El agente no solo recopiló información sobre la Unión de Estudiantes de los países catalanes, sino que también participó en las asambleas de HAP y se involucró en el apoyo a Pablo Hasél. En los días previos a su arresto, se quedó en el rectorado de la Universidad de Lleida, lo que indica su nivel de participación en las movilizaciones.
Reacciones al descubrimiento
Después de enterarse de la verdad sobre la infiltración, Maria Taribó, portavoz de la cooperativa de La Baula, Ateneo, dijo que este incidente es otro ejemplo del ataque sistemático del sistema español en espacios organizacionales populares. Taribó ha declarado que, a pesar de las intimidaciones, continuarán luchando y autoorganizándose.
Una mirada al futur
A medida que se desarrolla esta situación, queda por ver cómo afectará la confianza entre activistas e instituciones. La comunidad de Lleida, enfrentando esta revelación, podría redoblar los esfuerzos para defender sus derechos y mantener su cohesión ante la represión.