Un itinerario de homenaje a la creatividad
El sábado 5 de abril, los jardines del Centro de Arte Torre Muntadas se convirtieron en una etapa vibrante para recordar la vida y el trabajo de Xavier Giménez Casas (1964-2024). Este acto, más que un simple tributo, fue un viaje emocional lleno de acciones artísticas que reafirmó los vínculos creativos que el dramaturgo y el director cultivaron a lo largo de su carrera.
La expectativa bajo el sol
A las diez de la mañana, una multitud comenzó a encontrarse, llena de anticipación y nerviosismo. Mientras tanto, tres carros cargados con varios objetos estaban esperando ser descubiertos, cada uno de ellos un recuerdo tangible de las creaciones de Giménez. Entre los asistentes, muchos elementos familiares reconocidos que evocaron espectáculos pasados, desde carteles diseñados cuidadosamente hasta máscaras de papel de Kraft que habían sido parte de su trabajo.
La comunión de la creatividad
En esta atmósfera de celebración, los abrazos y las sonrisas fluyeron entre los presentes, creando una red humana que reflejaba a la comunidad que Giménez había ayudado a construir. La sensación de pérdida se transformó gradualmente en una gratitud compartida, con un fuerte sentido de pertenencia que hizo que los asistentes se sintieran menos solos en su duelo.
Un arte retira las tetinas
La mañana estuvo marcada por una serenidad que contrasta con las expresiones habituales de tristeza. La emoción era palpable, y la comunidad se unió para celebrar el impacto duradero que Giménez tuvo en el mundo del Arte Sentental. Los asistentes fueron invitados a participar en un viaje que los llevaría del centro de arte al entorno natural del Delta, un viaje simbólico que siguió a las huellas del dramaturgo.
Un viaje completamente teatral
A medida que avanzaba el comité, los participantes se convirtieron en actores en un show vital, con referencias a obras clásicas y contemporáneas. Los jóvenes del Teatro Kaddish, vestidos con sombreros y capas, comenzaron la ruta con la intensidad del Voltaire Cabaret, creando una atmósfera que evocaba la esencia de la actuación artística.
La celebración continúa
El día fue un mosaico de ideas y acciones, con figuras literarias como Mina Loy y Antonin Artaud que aparecieron en forma de actuaciones improvisadas. Las voces de los poetas y dramaturgos resonaron, recordando a todos los asistentes que la influencia de Giménez trascendió el tiempo y el espacio.
Un fin que es un nuevo comienzo
A medida que se establece el sol, la comunidad se dispersó, trayendo las experiencias de un día que parecía no tener fin. La niebla que rodeó al PRAT simbolizó una renovación, un recordatorio de que la creatividad de Giménez permanecerá viva en cada uno de sus seguidores. En la calidez de las conversaciones, se reconoció que su trabajo es inconmensurable, un legado que perdura más allá de su ausencia.