Un viaje musical a través de la libertad:

Un recital que trasciende la rutina

El viernes 28 de marzo, la sala Montaner Domènech I organizó un evento musical inolvidable, con el bajo austriaco Günther Groissböck y el pianista británico Julius Drake como protagonistas. Con un repertorio que explora el tema de la libertad, el concierto se erigió como un reflejo de las luchas y los anhelos contemporáneos.

Celebrando las voces serias

Los amantes de las voces profundas fueron especialmente afortunadas, ya que los recitales con cantantes de bajo Tessitus se están volviendo cada vez más escasos. En un mundo donde dominan las voces ligeras, Groissböck se destaca como una joya rara, capaz de cautivar con su imponente presencia vocal.

Viaje de Groissböck

Con una carrera que lo ha llevado a escenarios de renombre mundial, Groissböck es uno de los bajos más reconocidos del momento. Sin embargo, su ausencia en el papel del cardenal Brogni en La Juive ha dejado una brecha en la que lamentaban el concierto, así como su reciente actuación en Lohengrin, que no recibió la atención que merecía.

El poder de la voz

La voz de Groissböck es poderosa, con un timbre que resuena con la autoridad. Aunque sus agudos a veces pueden ser un poco forzados, su habilidad musical y expresividad constituyen estas pequeñas deficiencias, lo que hace que cada interpretación sea una experiencia memorable.

Un programa diversificado

El recital comenzó con una selección de Lieder de Schubert, con el conmovedor Prometeo D. 674, que mostró la capacidad de Groissböck para transmitir emociones profundas. Su interpretación del Lieder más íntimo, como Ganymed D. 544, mostró su habilidad en el fraseo y el control dinámicos.

La influencia de Carl Loewe

Groissböck luego se dirigió a las obras de Carl Loewe, donde encarnó fuertemente la figura de San Francisco un Der Heilige Franziskus, demostrando un gran dominio de la fraseo y una profundidad emocional que cautivó a la audiencia.

Un tiro final con Mahler

La segunda parte del concierto se dedicó a Strauss, con una selección de que, aunque hubo algunas dificultades para la Tessitura de Groissböck, culminó con el emocionante Brefreit Op.39/4. La última sección, centrada en Mahler, dejó una impresión duradera con la poderosa revelación.

El Rol de Julius Drake

El acompañamiento de Julius Drake fue esencial para el éxito del concierto. Su capacidad para crear atmósferas a través del piano agregó una nueva dimensión a las interpretaciones de Groissböck, destacando en tiempos de gran complejidad técnica.

El Futur de la Música Lieder

Antes del concierto principal, la soprano Maria Isart tuvo la oportunidad de presentarse con el pianista Quimey Urquiaaga, realizando obras de Mozart y otros compositores. Su prometedora voz vislumbró un futuro brillante en el mundo mentiroso.

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